Nominada como mejor BSO para los Oscars de 2015, difícilmente se le puede escapar la estatuilla a Hans Zimmer por su música para la hipnótica Interstellar de Chrsitopher Nolan. La diferencia con la música de Alberto Iglesias para la cinta de Ridley Scott es sencilla: Nolan y Zimmer son un tándem perfecto, mientras el español, que ha hecho una preciosa música (excepto para las partes de acción, donde Moisés parece Indiana Jones), no encaja en la grandilocuencia del filme de Ridley Scott. A pesar de todo, Iglesias se merece un filme distinto, donde encaje su particular concepción creativa, una de las más delicadas de Hollywood.

La maravilla visual de Nolan encaja con la propuesta sonara de Zimmer, que escoge un instrumento poco común en las BSO, el órgano, que le sirve para describir los viajes interestelares y la ida y venida en el tiempo. Hay una referencia, Ligeti, que está presente en “The Wormhole” y que marca el camino espacial. Pero Zimmer no copia, Zimmer se sustenta en aquella maravilla llamada Atmosphères, en la que el húngaro nos inquietaba con la primera nota. Una de las mejores bandas sonoras de los últimos años, para un filme de ciencia ficción apabullante.

Gonzalo Pérez Chamorro