El pianista granadino Ambrosio Valero nos invita a un viaje musical desde las postrimerías del barroco romantizado por Liszt a las sutilezas sonoras de Granados y Mompou. Lo hace desde un Bösendorfer Imperial sin renunciar al uso del pedal y a la espectacular resonancia armónica, ofreciendo en primer lugar un Preludio y Fuga BWV 543 de Bach/Liszt monumental, cercano a las sonoridades que en forma de transcripción realizara Busoni, al que da forma con un avance majestuoso y sin fisuras desde la  exposición del tema del Preludio hasta el grandioso final de la Fuga con una gran claridad expositiva. En la interpretación del precioso Rondo K 511 de Mozart opta por un sonido inicialmente más cristalino, sucesivamente oscurecido con un tempo excesivamente rápido, pero que no impide superar los retos técnicos, expresando con   emotividad los claroscuros de esta obra de madurez mozartiana. Apasionamiento en los movimientos extremos y elegancia en el Allegreto quasi andantino nos trae el cambio estético con la Sonata D 537 de Schubert, que nos permite pasar a un mundo sonoro en el que Valero se mueve con gran soltura, como así le fue reconocido en el Concurso “Maria Canals”, dejando muestra en estas miniaturas de un gran rigor artístico al acercarse a ellas con la  intimidad, espiritualidad y refinamiento sonoro que esta música tan peligrosa requiere.

José Luis Arévalo