Paul Hindemith, uno de los compositores más productivos (y no lo suficientemente valorados) del siglo XX, tenía una afinidad particular por un instrumento del que era virtuoso: la viola. Mientras, escribía sonatas para prácticamente todos los instrumentos y más allá, su muy querida viola recibió más de tales composiciones en solitario que cualquier otro. Escritos a lo largo de gran parte de su carrera, los trabajos en solitario para viola ofrecen un vistazo a las personalidades y técnicas cambiantes que se produjeron a lo largo de la producción de Hindemith.

Este disco, con el violista Jesús Rodolfo, logra un agradable equilibrio, donde el poder de la viola es impresionantemente fuerte a través de giros contrastantes de las composiciones. El ímpetu expuesto en la grabación se nota. Se trata de la consecución de un deseo largamente perseguido que al fin ve la luz. La primera fase habían sido las Sonatas para viola y piano. 

Como un intérprete de primera, de las últimas generaciones de solistas españoles, Jesús Rodolfo posee un gran nivel en técnica y musicalidad expresiva. Su tono es agradable y cálido, con una clara comprensión académica de las puntuaciones. Todas son obras atractivas y las texturas cambiantes y las sutilezas del registro que resultan son el corazón de la música de Hindemith y el álbum como un todo, muy bien grabado en sonido, se puede recomendar a los aficionados, tanto del instrumento, de la música de cámara, como al propio Hindemith.

Luis Suárez