Una pequeña orquesta de jóvenes instrumentistas, coordinada por uno de los talentos musicales más preclaros que hoy podemos encontrar, alrededor de unas músicas que ya deberían formar parte del “catecismo” instrumental de la primera mitad del siglo pasado. No es así como suele ocurrir con la inmensa totalidad de la obra de Paul Hindemith, sin duda uno de los grandes compositores de su época y uno de los menos valorados. No lo es para Eschenbach, quien le lleva en su repertorio con los máximos honores.

Es una plena gozada comprobar cómo toca cada uno de estos jóvenes músicos, el modo en que se integran entre sí, la implicación de cada solista. Pero lo que más impresiona es el modo en que Eschenbach gestiona el espacio sonoro; su forma de transmitir a cada uno de ellos su personal ciencia musical, incitándoles a que descubran por sí mismos sus propias posibilidades y sacando los valores que atesoran.

Es, sin duda, el encuentro entre dos generaciones distanciadas entre sí por la edad, pero muy cercanas la una de la otra en lo que se refiere al concepto musical. El vehículo que conduce al diálogo entre estas dos generaciones es, en esta ocasión, Hindemith (sus Kammermusik) unas músicas imperecederas desde que fueron trasladas al pentagrama por su autor. Se trata del primer volumen de la integral de estas obras; esperamos ansiosos el que la lleve a su conclusión.

Rafael-Juan Poveda Jabonero