Cuesta entender la relativa mala prensa que tiene la música de Paul Hindemith. El alemán ha sido, sin ninguna duda, uno de los músicos más dotados del siglo XX. Multiinstrumentista, director de orquesta, espléndido escritor, notable dibujante, Hindemith fue un dechado de talento en casi todos los ámbitos. Fue también un creador prolífico y su música no exhibe, es cierto, el mismo nivel de calidad o interés, pero es siempre técnicamente irreprochable y, cuando da en el blanco, como en tantísimas composiciones, se sitúa a la altura de los más grandes. Naxos emprende ahora la publicación de la integral de sus poco conocidos cuartetos de cuerda y esta primera entrega nace con los mejores auspicios. La tarea se ha confiado a un grupo suizo al que el Instituto Hindemith de Fráncfort ha concedido el honor de utilizar el nombre del histórico grupo del que formó parte el propio Hindemith y que tomaba su nombre de su primer violín, Licco Amar. El nuevo Cuarteto Amar conoce esta música y la interpreta con verdadero entusiasmo. Lo mejor (el formidable Cuarteto op. 32) está aún por llegar, pero lo que aquí se escucha (especialmente los movimientos centrales de ambos cuartetos) justifica la compra inmediata del disco. Hay que reivindicar a Paul Hindemith, un gran desconocido entre los genios de la música del siglo XX.