La Capella Reial de Catalunya, Le Concert des Nations / Jordi Savall.
Alia Vox AVSA9945 (2 CD)
UN GUSTAZO DE PRODUCCIÓN
Confieso que a los que nos hemos criado con el Savall “de toda la vida”, el de la gamba, los cancioneros y todo el material anterior al XVIII, nos choca un poco ver su nombre ligado al de Haydn. Las posibles dudas se diluyen si reparamos en que el maestro no es nuevo con el compositor austriaco, aunque el oratorio de Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz no parece comparable con la desafiante grandeza de La Creación. Bueno, a lo nuestro y a abrir el disco: empezamos muy fuerte, qué aplastante presentación del doble CD, qué riqueza de producción, y sobre todo, qué maravilla de libreto. “Esto, cuatro que pueden”, como diría algún que otro conocido detractor de Savall, porque ya sabemos que la envidia es deporte nacional.
Pero lo que nos importa es el material musical y este es de primera: La Creación es un oratorio magnífico y monumental en su escritura (no así en su extensión), que obtuvo un éxito sin precedentes en sus primeras interpretaciones, aunque hoy día no sea tan frecuente en los escenarios como gustaría. Estructurado en tres partes, Haydn narra los primeros seis días de la Creación a través de las voces de los arcángeles Uriel, Gabriel y Rafael y las loas de Eva y Adán en la última parte.
Los postulados del siglo ilustrado y la influencia de la francmasonería son determinantes en su redacción y en las circunstancias que la rodean, por lo que Haydn adopta un discurso luminoso, optimista, elocuente, muy propio de los textos que trabaja y del referido contexto. Así, no son de extrañar los numerosos motivos musicales que nos recuerdan tanto al Mozart más masónico (cuántos recuerdos de Die Zauberföte) ni el poso didáctico que se esperaba en su época: es música que permanece.
Savall acepta el desafío de Haydn, con una lectura de vitalidad desbordante y energía absolutamente envidiable, que acoge al espíritu de la reconstrucción histórica y su empuje vívido, en perfecta armonía con los criterios estilísticos del clasicismo más ortodoxo. Su versión se alinea con las de otros ilustres historicistas que se acercan a lo moderno (pensaba en William Christie), pero se me antoja más equilibrada, quedando lejana a esas lecturas pesadas y fastuosas que tanto se llevaban hace años y que aún alguna sobrevive (echad un vistazo a la reseña de Jerónimo Martín en el número de enero).
La primera interpretación pública contó con casi doscientos músicos, aunque Savall utiliza aproximadamente un cuarto de esa cifra, porque la reconstrucción histórica no está reñida con la contención de costes. Uno barrunta si, puestos a reconstruir en serio, no habría sido buena idea recurrir a la plantilla megalómana del estreno, aún siendo muy consciente de la dificultad de la propuesta. En todo caso, da igual: los que están nos regalan un impresionante sonido de orquesta, coro y solistas, que brilla con empaque bajo la lectura simplemente perfecta de Savall, que concede mucha importancia a las líneas melódicas y las sujeta con tempi particularmente acertados y muchísimo empuje rítmico. Un gustazo de producción, hacedme caso.
Álvaro de Dios