Si España fuera un país normal, las obras incluidas en esta grabación difícilmente serían primicias discográficas. O dicho de otro modo, que no habría que esperar a una efeméride, luctuosa en este caso, para que la música de un creador de la talla de Enrique Granados (1867-1916) fuera conocida más allá de lo de siempre, las Goyescas pianística y operística, las Danzas españolas o alguna que otra tonadilla. Pero España es así, un país tan orgulloso de su patrimonio musical que ni lo interpreta, ni lo graba, ni lo escucha. En todo caso, más vale tarde que nunca, porque este disco está francamente bien. De él destaca especialmente la Suite sobre cantos gallegos (1899), que nos trae al Granados quizá más reconocible, el que toma su inspiración de la música popular, pero en este caso para crear una obra sobre todo evocadora, más interesada en recrear ambientes y paisajes que en la mera reproducción de ritmos y melodías tradicionales. La Marcha de los vencidos (1899), con algo de las marchas procesionales de Semana Santa, y la música incidental de Torrijos (1894), aún bastante conservadora, pero con una marcha fúnebre que va más allá del lugar común, completan un programa más que atractivo. La OBC, bajo la batuta de su anterior titular, Pablo González, cumple.

Juan Carlos Moreno