De desgarradora belleza, este Orpheus und Eurydike (cantado en alemán, pero con el final trágico “italiano”) pudo contemplarse en el Teatro Real en la última temporada de Gerard Mortier, antes de su triste muerte. Y es la muerte la que le sirve a la también llorada Pina Bausch para recrear con fuerza dramática la belleza de esta ópera (siempre respetuosa con la música, como en “Che faro senza Euridice”, donde toda acción se detiene). El Ballet de l’Opéra national de Paris es un vehículo perfecto, su entendimiento y realización técnica son un prodigio difícil de mejorar, aunque al espectador del DVD, tras el espectacular e inolvidable arranque, le cueste seguir el hilo a cantantes y bailarines (cada personaje está doblado en un bailarín), no siempre en el mismo plano para el realizador. Estructurado en cuatro partes, es la última, Mort, un sublime ejercicio dramático de Bausch, que ennoblece todo lo que retoca para esta singular propuesta de una ópera danzada. Si los cantantes quizá no son las superestrellas que en otros Orfeos sí nos encontramos, cumplen con elegancia y delicadeza, muy inspirados con sus avatares danzantes. Hengelbrock, especialista en este repertorio, hace un Orfeo de incandescente lirismo, que desciende, como su protagonista, al mismísimo romanticismo de un Caspar David Friedrich.

Gonzalo Pérez Chamorro