Obras de MOZART, RAVEL, DEBUSSY, BEETHOVEN.
Friedrich Gulda, piano.
THE STUTTGART STUDIO RECORDINGS (1953 & 1968).
Obras de CHOPIN, BEETHOVEN. Friedrich Gulda, piano.
SWR Music SWR19097CD/098CD (3 CD / 2 CD)
GULDA EN VIVO
La excentricidad pianística es algo recurrente. Glenn Gould fue (por mucho que lo negase) un excéntrico en su momento, y hoy lo son también intérpretes como Fazil Say o Cyprien Katsaris. Friedrich Gulda entra dentro de esta categoría, si bien encuentro una diferencia fundamental entre este y los anteriormente citados: Gulda tenía verdaderos momentos de genio. El sello SWR Music edita ahora dos títulos dedicados al pianista austriaco en los que el oyente podrá encontrar ejemplos de esta genialidad. El primero de ellos es “Two solo recitals” (1959), un triple CD que muestra a un versátil Gulda, igualmente solvente en Mozart, Ravel, Debussy o Beethoven. Autores tan dispares requieren pianismos muy diferenciados, y Gulda (no es ninguna novedad) los tiene todos. Su sugerente Soirée dans Grenade de Debussy, escandalosamente sensual, convence tanto como su espectacular (por diáfana) lectura de la Sonata en si bemol mayor KV 333 de Mozart. El Gaspard de la nuit es en sus manos marcadamente personal, menos etéreo que en las interpretación de su alumna Argerich, si bien no deja de ser abiertamente Ravel.
Si el lector no es un asiduo de Gulda, quizá encuentre en este triple CD una excusa para introducirse en su mundo, que está plagado de interesantes recovecos musicales. Los fanáticos del pianista austriaco hallarán aquí otra muestra más de ese carácter y esa personalidad que le convirtieron en una de las figuras representativas del piano del siglo XX.
El segundo de los títulos que SWR dedica al pianista Friedrich Gulda es un doble CD con grabaciones de estudio realizadas en 1953 y 1968, que contiene tres importantes obras del repertorio para piano: los 24 Preludios Op. 28 de Chopin, las Variaciones Diabelli Op. 120 y las 32 Variaciones en do menor WoO 80 de Ludwig van Beethoven. Las tres son cumbres de la tecla muy visitadas por los grandes y a menudo trabajadas por los no tan grandes. Gulda, que se encontraba indudablemente entre los primeros, hace con ellas lo que todo gran pianista: las toma, las pasa por su filtro personal y, sin tergiversar los parámetros de la escritura del autor, las hace suyas.
En los Preludios Op. 28, Gulda mantiene el espíritu chopiniano y, al mismo tiempo, afronta algunos números con tempi diferentes a lo acostumbrado. Hay en su toque una sorprendente fusión entre claridad y resonancia ante la que uno solo puede preguntarse ¿cómo es posible? Por su parte, las Variaciones en do menor WoO 80 son un clásico, cuyo autor, sin embargo, no debió de considerar lo bastante valiosas como para asignarles un número de catálogo. Lejos de abordarlas como un mero ejercicio técnico, Gulda la extrae a conciencia y con arrebato la música que hay en ellas. De las Diabelli no puede decirse apenas nada que no se haya dicho ya, además de que escucharlas en las manos de Gulda es un placer para degustar con calma.
Un título imperdible que debería tener un lugar reservado en la fonoteca de cualquier melómano por la contundencia del pianismo de Gulda, que nunca deja indiferente.
Álvaro Menéndez Granda