Marc-André Hamelin, piano. Takács Quartet.
Hyperion, CDA68061 (CD)
La misteriosa introducción del Quinteto de Franck (Molto moderato quasi lento), un profundo diálogo entre piano y cuerdas, surge bajo la apariencia de Brahms. La oscuridad se apodera de esta interpretación, a ratos con detalles en fraseos de las cuerdas, pero cohesionada por esa “falta de luz” de la que hablaba Dufourcq. En el tiempo central avanzan con delicadeza por su riqueza melódica, pero nunca cayendo en la excesiva ternura, logrando un desarrollo emocional pleno en el pequeño clímax que les conduce hacia el sosegado final. Sostenido por un sensacional Hamelin, de una riqueza pianística inmensa, culminan una de las interpretaciones más admirables de esta colosal obra.
Debussy afirmó, tras escuchar el menospreciado Quinteto de Franck, que en él estaba “la verdadera música”. Este jeux de combinaciones se sirve tras la sobria estructura franckiana, sirviéndole al renovado Takács como soporte y argumento para su interpretación, de amplia sonoridad, “escaso” impresionismo (versión opuesta a un Arcanto) y muy acentuada y rítmica, como si Bartók se hubiera colado inesperadamente en una música que no es suya (el Assex vif con sus pizzicati). No deja de ser Debussy, otro Debussy, menos perfumado y más robusto, pero tocado magistralmente por un cuarteto que, gracias a Hyperion, nos sigue regalando estas joyas.
Gonzalo Pérez Chamorro