En el año del centenario, son muchas las muestras de cariño que el mundo musical sigue ofreciendo a la prematuramente desaparecida Kathleen Ferrier, que casi sesenta años después de su muerte sigue presente de un modo nada anecdótico en las discotecas de los aficionados. Y no puede ser de otro modo, pues su inigualable modo de interpretar la música de cámara o la sinfónica (el terreno operístico fue pisado de modo puntual) emociona sobremanera. La implicación de la contralto con las partituras de autores tan dispares como Bach, Haendel, Glück o los románticos alemanes, nos proporciona un ejemplo de la versatilidad de su arte. Para los que quieran aproximarse a ella es buena la oportunidad que ahora brinda Naxos con algunas de sus primeras grabaciones, en vivo y estudio, enfrentándose al Orfeo de Glück, La pasión según san Mateo o los lieder más populares de Franz Schubert. Irresistible su recreación del aria de Irene en el primer acto de Atalanta de Haendel. Pocas estrellas han brillado tan espectacularmente en un periodo tan corto de tiempo, ayudando en este caso lo peculiar de su instrumento, oscuro y cautivador.