Este disco no debería pasar desapercibido, y ello por la originalidad y frescura de su programa, con tres dobles conciertos debidos a dos compositoras, Ethel Smyth (Concierto para violín y trompa) y Vítězslava Kaprálová (Concertino para violín y clarinete), y un compositor, Bohuslav Martinu (Concierto para piano y violín), más el Concerto funebre de Karl Amadeus Hartmann. Los cuatro fueron interpretados y grabados en el marco del EntArteOpera, un joven festival que se celebra en la ciudad austriaca de Linz y que está dedicado a la “música degenerada”, esa etiqueta con que los nazis estigmatizaban toda obra de vanguardia o escrita por músicos ideológica o racialmente “indeseables”.

Smyth como sufragista, Martinu y Kaprálová como exiliados checoslovacos y Hartmann como modernista, los cuatro podían entrar dentro de ese selecto grupo de autores prohibidos. Sus obras son una maravilla, pero si dos merecen ser descubiertas son las que llevan firma femenina, la de Smyth por su romanticismo apasionado, la de Kaprálová por una factura neoclásica que seduce por su inventiva melódica y tímbrica, y que adquiere un tono extrañamente amargo por su final inconcluso. Las versiones, excelentes en todos los casos.

Juan Carlos Moreno