Suite n. 2, Preludio y fuga, Sonata n. 3
Suite n. 1 “En estilo antiguo”, Scherzo, Balada, Barcarola, Impromptus
Josu de Solaun, piano.
Grand Piano, GP706 (CD) GP707 (CD)
Detalle de los dos volúmenes que se presentan en el mercado por separado:
ENESCU: Obra para piano (vol. 2: Suite n. 2, Preludio y fuga, Sonata n. 3). Josu de Solaun, piano.
Grand Piano, GP706 · (CD)
ENESCU: Obra para piano (vol. 3: Suite n. 1 “En estilo antiguo”, Scherzo, Balada, Barcarola, Impromptus). Josu de Solaun, piano.
Grand Piano, GP707 (CD)
Campanas sonoras
Escuchando estos dos discos, volúmenes segundo y tercero de la integral para piano del rumano George Enescu acometida por Josu de Solaun, uno se pregunta por qué esta música se escucha tan poco en las salas de concierto, cuando lo tiene todo para atrapar al intérprete y no menos al oyente: virtuosismo técnico, color, originalidad y, sobre todo, una musicalidad a raudales. En mi caso, en vivo solo he escuchado la Sonata n. 3 (1935), eso sí, en una versión del también rumano Radu Lupu de las que cortan el aliento. Fue una revelación. Pero después de eso, nada. ¿Culpa de los programadores que no quieren correr riesgos? ¿De los pianistas, que quieren ir al éxito seguro? ¿Del público, que no demanda nada nuevo? Seguramente un poco de todo. Por suerte, están los discos, y pianistas como Josu de Solaun y discográficas como Grand Piano con ganas de dar a conocer estos tesoros. Aunque no he tenido aún oportunidad de escuchar el primer volumen de esta integral, estos dos son de un nivel tal que merecen ser considerados ya una referencia en este repertorio.
La mencionada Sonata n. 3 es precisamente una de las obras recogidas en estos volúmenes. Se trata de una composición que rápidamente supera la gestualidad beethoveniana de su arranque para sorprender una y otra vez al oído con la desbordante vitalidad de su Vivace y el compulsivo torbellino (de notas, pero también de expresiones y sentimientos) de su Allegro con spirito final, para entre medias encantar con el perfume enigmático, tan poético como sutil, del Andantino cantabile. Es, sin duda, una obra maestra. También valen mucho la pena las dos suites para piano. Ambas no podían ser más diferentes: si la Suite n. 1 “En el estilo antiguo” (1898) es un homenaje a uno de los maestros más admirados por Enescu, Bach, lo que se traduce en una música tan severa como contenida, la Suite n. 2 “De las campanas sonoras” (1903) evoca de inmediato el otro gran polo musical que marcaría al compositor, Francia. Su escritura pianística (brillante a la par que refinada), así como su modo de recrear las danzas del barroco, muestra una marcada influencia de la música gala, especialmente de Debussy y Ravel. Estas tres son las obras mayores de unos discos que también incluyen pequeñas piezas (Scherzo, Barcarola, La Fileuse, Regrets, Impromptus) escritas por Enescu entre sus trece y diecinueve años, que dan cuenta de su asombrosa precocidad musical y su capacidad para absorber y recrear el estilo de sus maestros, como Fauré.
El dominio técnico de Solaun, pero también su familiaridad y empatía con estos pentagramas, las mismas que le permiten ir más allá de las notas para jugar con ellas e insuflarles esa vida que tienen las auténticas interpretaciones, hace que la escucha de esta música sea un auténtico placer. Lo dicho, una referencia que ningún melómano debería dejar escapar.
Juan Carlos Moreno