Thierry Miroglio, percusión.
Naxos, 8.573520 (CD)
LATIDOS, RITUALES Y MECANISMOS
El redescubrimiento del ritmo fue uno de los factores determinantes en la radical transformación de la música a lo largo del siglo XX. El vocabulario métrico se enriqueció principalmente, como señaló Boulez con su habitual precisión conceptual, por “la irregularidad métrica y por la oscilación de la velocidad”. Sin duda las novedades técnicas contemporáneas impulsaron tales cambios: esos rítmicos mecanismos musicales son a veces los de las máquinas, tanto los de su funcionamiento como los de las nuevas percepciones que despiertan, ante todo la velocidad. Pero también proceden de una suerte de descentramiento occidental, al mirar los compositores hacia aquellos horizontes musicales, el africano o el oriental, donde los ritmos, inscritos en rituales y ceremonias, poseían una complejidad inimaginable en la tradición europea. El vehículo natural para esta exploración del ritmo fueron los instrumentos de percusión. De estar marginados al fondo del dispositivo orquestal a constituirse en el corazón del decurso sonoro y adquirir un carácter solista, emancipándose en conjuntos independientes.
Estos dos registros certifican la vitalidad de tales planteamientos en el siglo XXI. El francés Thierry Miroglio es uno de los grandes percusionistas de la actualidad, y este magnífico registro de Naxos hace plena justicia a sus capacidades, que se manifiestan tanto en la soberbia interpretación como en la propia confección del programa, constituido por seis primeras grabaciones mundiales que transitan por estéticas y universos sonoros muy diferentes. Mantovani, Stroppa y Risset combinan la percusión con la electroacústica para ampliar los márgenes de lo audible mediante unas cambiantes texturas, a veces magmáticas, otras de una extraña delicadeza. La breve Thunder, de Eotvös, es un soberbio ejemplo de exploración de las posibilidades del timbal grave, frente a la cual palidecen la pionera pieza de Leibowitz, para vibráfono, y la más convencional de Hersant.
En cuanto al registro, editado por el promisorio sello catalán de reciente creación Neu, dedicado al suizo Fritz Hauser, nacido en 1953, nos permite descubrir, a través de cinco partituras, una creación que ha girado casi exclusivamente en torno a la percusión. Y esa demarcación se revela, para bien y para mal, en unas obras que en ocasiones parecen ganadas por una decidida voluntad conceptual y por un deseo por explorar al límite las posibilidades combinatorias, sonoras y lógicas, de ciertos presupuestos. No resulta de hecho extraño que Hauser haya creado asimismo ciertas instalaciones sonoras donde lo espacial y lo visual dialogan con la música. Deben destacarse, en los dos casos, las absolutamente espléndidas tomas sonoras.
David Cortés Santamarta