Renaud Capuçon, violín. Emmanuel Pahud, flauta. Gerard Caussé, viola. Edgar Moreau, cello. Marie-Pierre Langlamet, arpa. Bertrand Chamayou, piano.
Erato 9029577396 (CD)
El año Debussy no va a cesar en nuevas grabaciones discográficas, como esta, un verdadero tesoro para los amantes de la música de cámara del francés. Porque, si ojean en la “Mesa para 4” de este mes, dedicada a Debussy, solo uno de los invitados se ha acordado de incluir las Sonatas, unas músicas de una belleza enorme y gran inventiva, superiores al Cuarteto de cuerda, quizá más interpretado pero una música más domesticada que las tres Sonatas, donde el más maduro compositor experimenta con acierto. Junto a estas, la mejor interpretación posible de Syrinx (Pahud recita como nadie el último suspiro del dios Pan, con un hipnotizador sonido) y el juvenil Trío, obra ciertamente irregular pero defendida por tres músicos que dan lo mejor de sí: Bertrand Chamayou, Renaud Capuçon y Edgar Moreau, el joven cellista que “suple” a Gautier Capuçon, habitual partenaire de su hermano Renaud. En la Sonata para cello, Moreau suelta una inventiva, fraseo y sonido a la altura del mejor, como lo hace Renaud, fino estilista en la Sonata para violín, con un agudo inmejorable. Y con la omnipresencia de un espléndido Bertrand Chamayou (excepto en Syrinx, claro), la Sonata para flauta, viola y arpa recibe la interpretación más hermosa de la discografía, rebosante de sonoridades y armónicos en el arpa, que despliega su hermoso eco con total generosidad.
Gonzalo Pérez Chamorro