Si abriéramos el libro de las esencias barrocas, estaría el clave de François Couperin como un modelo inamovible e inimitable (pocos han sabido seguir su estela). De su música se ha escrito de todo y se ha tocado al piano (válgame Dios, que esto no es Bach…), grabándose e interpretándose en multitud de instrumentos históricos, quizá capitaneada por la grabación integral de Rousset. Pero he aquí que nuestro Monsieur Mahúgo (Yago de nombre, como ustedes conocerán; lean su entrevista en RITMO de marzo pasado), que hace un año presentaba dos órdenes del Libro I en un solo disco, ahora completa todo el Primer Libro de clave de Couperin que comprende los 5 primeros órdenes repartidos en 3 discos, unas tres horas y media de música, lo mismo que dura una película de navidad de Antena3 con sus anuncios. Elegir como pasar el tiempo es cosa suya, pero si puede disponer de esta grabación, una de las mejor grabadas que recuerde (bravo al equipo de producción, con Iker Olabe al frente), disfrutará de la mejor interpretación posible de esta música, trabajada hasta el tuétano (siempre defendí más al Mahúgo fortepianista, pero acaba de darme una “barricada misteriosa” en toda la cara).

Hay momentos para el recuerdo en todo este álbum, marcado por un continuo canto de la parte melódica y la claridad de la mano izquierda (nunca hay precipitación), con piezas que le dejarán literalmente sin palabras, como la asfixiante La Majestueuse (Sarabande), Les Idées Heureuses y el bellísimo timbre del instrumento, la espectral La Ténébreuse (Allemande) o Les Baccanales con sus adornos gozosos y su espléndida narración.

Gonzalo Pérez Chamorro