Fundado en Burgos en 1187, el monasterio cisterciense femenino de Santa María la Real de las Huelgas fue durante la Edad Media centro espiritual de Castilla, amén de panteón real. Su abadesa mitrada, es decir, con categoría de obispo, era considerada la mujer más poderosa de la Cristiandad. Uno de los tesoros del monasterio es su Códice, recopilado hacia 1325, que recoge los cantos litúrgicos interpretados por las monjas, conteniendo alrededor de ciento ochenta piezas musicales (graduales, ofertorios, motetes, partes del ordinario de la misa, etc.), de las que buena parte son ejemplo de la polifonía primitiva conocida como “ars antiqua”, desarrollada por la Escuela de Notre Dame, cuya influencia llegó a España por el Camino de Santiago.

De este conjunto, Jordi Savall (nuestra portada el pasado mes de diciembre) ha entresacado once piezas que tienen como nexo la simbología mística de los animales, tal como se concebía en los bestiarios medievales.

Huelga (y valga el chiste) resaltar la importancia de este monumento musical, por lo que hay recibir con cumplido júbilo esta nueva grabación de Jordi Savall y sus habituales, sin que falte la primorosa presentación a la que nos tiene acostumbrado el sello Alia Vox. En resumen, un nuevo éxito que viene a unirse a otros magistrales registros de nuestro glorioso pasado musical, como El Llibre Vermell de Montserrat, las Cantigas de Santa María o los Cancioneros del Siglo de Oro.

Salustio Alvarado