Obras de BRAHMS, R. STRAUSS, REGER, RIHM, DVORÁK, NONO, MAHLER, MENDELSSOHN y MUSSORGSKY. Solistas. Orquesta Filarmónica de Berlín.
Sony, 88697319882 (5 CDs)
Por ningún lado se aprecia que esta edición de Sony esté motivada por la muerte del director, habría sido materialmente imposible hacerla en tan poco tiempo. El disco dedicado a Hölderlin extrae toda la belleza de las obras de Brahms (Schicksalslied), R. Strauss (Himnos Op. 71), Reger (el bellísimo y wagneriano An die Hoffnung Op. 124) y Rihm (Hölderlin-Fragmente). Bellísimo disco, que cuenta además con una expresiva Mattila (que sería de ese Reger si lo cantara una Fleming...). Otra joya es el disco que contenía (y mantiene) la portada con los Fusilamientos del 3 de mayo de Goya, muy impactante y difícil de olvidar, con el tenebroso Il Canto sospeso de Nono (Bruno Ganz como narrador, que lee las emocionantes cartas escritas por los prisioneros ejecutados por los nazis) con los Kindertotenlieder de Mahler (Lipovsek). De Nono no imagino una interpretación de mayor fuerza y credibilidad que esta, pero de Mahler, quizá subyugado por la emoción de Il canto, la desolación es tal, el sentimiento parece sumiso e indisociable al profundo dolor como leit-motiv, que el disco se hace un valle de lágrimas desde el comienzo. Demasiado...
Lo que menos interesa es el Mendelssohn (Sinfonía 4 y extractos de El sueño), de cierta fragilidad, que provoca que el espíritu élfico y onírico no se perciba como debiera, aunque son interpretaciones de alto nivel (tempi demasiado “fugaces” para música tan delicada). Una sorpresa es la Octava de Dvorák, con un extraordinario final, que rescata todo el sabor popular de la melodía. La bruja del mediodía es otra interpretación de primera, donde la Orquesta (es tan buena que damos su incomparable presencia como tácita) se luce como pocas veces. Y para cerrar este primer volumen, un compositor muy afín al italiano, Mussorgsky, del que siempre hizo cosas buenas y muy buenas. La curiosidad es escuchar Una noche en el monte pelado en versión “total”, con coro y barítono (Kotcherga), además de excelentes extractos de Khovanchina (creo que la entendió mejor que Boris, también un punto fuerte) y piezas orquestales prácticamente inéditas.
Gonzalo Pérez Chamorro