CHOPIN: 2 Conciertos piano. Vals núm. 3
HAYDN: Sinfonía núm. 44 “Fúnebre”.
Barenboim, piano. Staatskapelle Berlin.
Dir.: Andris Nelsons.
Arthaus 101577 (DVD)
TOCANDO FONDO EN OBRAS QUE NO TOCABA
El 4 de octubre de 2009 Barenboim tocó en Berlín los Conciertos de Chopin, con la Filarmónica estupendamente dirigida por Asher Fisch. Unos meses después de publicar D.G. un CD (4779520) con ambos Conciertos grabados, también en público, en julio de 2010 en el Festival del Ruhr, con la Staatskapelle dirigida por Nelsons, ahora ven la luz en DVD y Blu-ray estas mismas interpretaciones, que encuentro superiores incluso a las de Berlín. Por lo que al piano se refiere, son las versiones más fascinantes que he escuchado hasta la fecha. Sólo Arrau (en Philips con Inbal, 1971-72, más aquel memorable Primero en público en Colonia con Klemperer, 1954) ha extraído tal belleza de la escritura chopiniana en estas dos obras juveniles. Pero es que Barenboim no le va a la zaga en esto, ni en belleza puramente sonora (!), y le aventaja en expresividad y emoción, incomparables aquí, y lo mismo diría en lo que respecta a la variedad con que expone los temas de unas a otras apariciones. Porque uno de los posibles defectos de estas partituras es la excesiva reiteración de las (bellísimas) melodías, algo que ni Beethoven ni Brahms habrían cometido. Esto, sumado a la bastante simple escritura orquestal, más las trazas de banalidad que asoman en el Finale del Segundo Concierto (como se sabe, el más temprano de los dos), hacen que muchos melómanos no aprecien demasiado estas obras. Pero me parece un juicio injusto, pues aportan tal cúmulo de bellezas que se comprende que los más grandes pianistas de ayer y hoy los toquen y los graben. E incluso no pocos directores de primera fila. Es asombroso cómo Barenboim ilumina, con luces y sombras, multitud de frases por las que muchas veces se pasa de largo. Tras la introducción orquestal del Op. 11, con ecos de Weber y Mendelssohn en manos de Nelsons (un director sumamente imaginativo, de expresión noble, muy atento, capaz de finos matices agógicos y dinámicos, haciendo lo posible por sintonizar y dar réplica al solista), ¡qué forma la de Barenboim de frasear los temas principales! Emplea el rubato para lograr la mayor exquisitez expresiva o para alcanzar momentos de gran intensidad emocional. En el Romance subraya un pasaje inquietante, igual que hace en varios momentos con modulaciones que suelen pasar inadvertidas, y del Larghetto del Op. 21 obtiene una conmovedora expresividad, lacerante en su hondo pero contenido dolor: ¡un auténtico hito de la interpretación chopiniana! La velada comenzó con una en verdad modélica Sinfonía Fúnebre de Haydn (sin el menor resabio de instrumentos originales). Y, como propina, Barenboim tocó el Vals núm. 3 con tanta belleza como creatividad. Magnífica realización de Enrique Sánchez Lansch. El DVD se oye y se ve de maravilla, pero el Blu-ray (108029) es de no dar crédito.
A.C.A.