En la presentación de esta grabación (promocionada por Ibermúsica en la Fundación Telefónica), Javier Perianes dejó muy claro su intento de aproximarse a las dos Sonatas de Chopin (obviamos la juvenil Primera) lo más ajeno posible a la hojarasca del pasado interpretativo. Algo de especial mérito y que deviene en unas lecturas especialmente analíticas, detalladas y, sorprendentemente, pausadas. Por comparar, el primer movimiento de la Segunda Sonata se le alarga en casi dos minutos frente a Maurizio Pollini o Martha Argerich (casi 3, frente a Rachmaninov, el único intérprete que citó el pianista en la presentación). Una opción más marcada en la Tercera, donde el Allegro inicial alcanza los 15 minutos, frente a los 11 minutos de la nerviosa versión de Argerich.

El resultado es impactante y realmente interesante en la Segunda Sonata. Perianes borda el Grave y el Scherzo, especialmente. Transparente, polifónico, de una belleza sobrecogedora. Uno de sus mejores registros, sin duda. Con el mérito de poder hablar de un Chopin “distinto”. En la Tercera, a mi parecer, el resultado es menos interesante. Pero no deja de ser una lectura meritoria. Se percibe mucho trabajo y estudio detrás de esta ejecución (buscando ese nexo innegable con Beethoven, de estas Sonatas). Las 3 Mazurkas Op. 63 encuadran las dos Sonatas, a sabiendas de que todas las obras fueron compuestas en el Castillo de Nohant (junto a George Sand). Esplendido registro, en conjunto.

Juan Berberana