David Fray, piano.
Erato, 0190295896478 (CD)
Ahora que se empeñan en que la mayoría de los (pocos) discos que se publican lleven un título, a este que acaba de lanzar Warner en su sello Erato le podrían haber puesto el de “Ensoñación” o algo así, porque el pianista francés nacido en 1981 ha seleccionado trece piezas del genial compositor polaco entre las que, en primer lugar, abundan las más líricas e intimistas que compuso, y en segundo término, a las que no lo son tanto el intérprete ha aplicado un punto de vista en el que predomina precisamente ese enfoque ensimismado, reflexivo, introspectivo o contemplativo.
En algunos casos esta mirada puede resultar discutible (tal, por ejemplo, en el Nocturno Op. 48/1 o en la Polonesa-fantasía), pero lo cierto es que Fray consigue convencernos de que también pueden interpretarse así, tal es la convicción con que lleva a cabo esos enfoques y lo admirable de los resultados. Porque en ningún caso creo que pueda acusársele de blando o almibarado, ya que logra siempre un lirismo genuino y conmovedor. No solo toca de maravilla, con un sonido precioso y aquilatado, con extraordinaria fluidez y naturalidad (nunca fuerza el discurso), sino que además consigue que todo suene estrictamente a Chopin, solo a Chopin, con su tan personal estilo, rubato incluido. Fray me recuerda aquí al Rubinstein más lírico y soñador (que no siempre era así, por descontado). Maravillosa toma de sonido.
Ángel Carrascosa Almazán.