Han pasado ya cinco años desde que la Ópera de los Países Bajos presentara esta magnífica producción de L’Étoile de Emmanuel Chabrier, a las órdenes, en el compacto y empastado foso, de un espléndido director del repertorio francés como Patrick Fournillier y, en escena, del siempre excelente Laurent Pelly. Su talento imaginativo y su capacidad para enlazar tramas con maestría y una buena dosis de humor y sarcasmo hace que los efectos esta simpar partitura se potencien y disfrutemos de ella desde el primer minuto. Además, el elenco vocal es de primer nivel, empezando por una Stéphanie d’Oustrac en verdadero estado de gracia como Lazuli. Ha podido madurar un rol en travesti que debutó en la Opéra Comique de París junto a Gardiner y ahora, gracias a un personal y seductor timbre y unas innegables dotes dramáticas en ascenso, ofrece una recreación aún más matizada. A su lado, el hilarante Ouf I del tenor cómico Christophe Mortagne y una deliciosa Hélène Guilmette como Laoula, de mimbres ligeros muy bien dosificados. El resto del reparto, en su mayoría francófono, así como el implicado coro, son igualmente adecuados, destacando la mezzosoprano Julie Boulianne como Aloès y el extravagante Siroco de Jèrôme Varnier.

Pedro Coco Jiménez