El primer álbum en solitario de Josetxu Obregón es un viaje por el repertorio solístico del cello, desde su origen durante Seicento boloñés hasta la Cöthen de mediados del siglo XVIII. El cello adquirió una literatura propia independiente de su papel como bajo continuo de la mano de violonchelistas como Domenico Gabrielli y Giovanni Battista Vitali, músicos de la capilla de San Petronio de Bolonia. Su desarrollo posterior siguió centrado en el norte de Italia, con autores como Giulio de Ruvo y Giuseppe Colombi, principalmente. El culmen llegará con las seis Suites à violoncello Solo senza Basso de Johann Sebastian Bach, obras de una complejidad técnica y musical sin parangón en el repertorio del instrumento. 

Este trabajo a sólo de Josetxu Obregón comparte con los anteriores el exhaustivo trabajo musicológico que implica el respeto a las fuentes y la utilización de instrumentos, arcos y cuerdas originales. Las diferentes scordature (afinación de las cuerdas) que usa, unido a la alternancia de las piezas más antiguas con un movimiento de cada una de las Suites de Bach, proporciona una variedad y riqueza tímbrica y tonal extraordinaria al conjunto. Obregón consigue un sonido cálido de afinación absolutamente impecable, lo engasta en un fraseo muy expresivo y lleno de matices y consigue crear la ilusión de multitud de planos sonoros cuando delinea las distintas voces del contrapunto. Josetxu Obregón nos lleva a un bello y reconfortante diálogo interior con este disco.

Mercedes García Molina