Cuarteto Juilliard.
Sony, 88843033832 (CD)
PARADIGMAS DE LA COMPLEJIDAD
El compositor estadounidense Elliott Carter se erige como una figura clave de la música contemporánea. Su extraordinaria longevidad (falleció en 2012 cuando estaba a punto de cumplir 104 años) le permitió ser testigo de las transformaciones intensas del siglo XX. Su vigilante conciencia de los nuevos paradigmas del tiempo y del espacio generados desde los ámbitos de la ciencia, la literatura o el arte se manifiesta en unas partituras que constituyen fascinantes indagaciones de la complejidad. Carter, paradójicamente, mantuvo una inclinación por los géneros tradicionales. Sus cinco Cuartetos de cuerda, que ocupan la práctica totalidad de su trayectoria (más de cuatro décadas median entre el n. 1, de 1951 y el n. 5, de 1995), constituyen la mejor manifestación de este interés. En ellos se condensan las cuestiones y técnicas fundamentales que orientaron su creación. Confrontación, diálogo, conversación o enfrentamiento: varios son los términos que pueden elegirse para referirse a la superposición de voces y líneas que atraviesan las obras de Carter. Pero desde luego nunca el de caos. Porque el encuentro entre esas simultaneidades es registrado mediante una escritura tan precisa como expresiva.
En el n. 1 son, en palabras del propio Carter, el “tiempo externo” y el “tiempo interno, ensoñado” los convocados, es decir, un contraste entre el tiempo cronométrico y el monólogo interior ligado al inconsciente, similar al que había revelado la literatura de Joyce o el psicoanálisis de Freud. En los dos siguientes Cuartetos puede hablarse más de enfrentamiento: en el Segundo cada uno de los cuatro instrumentistas posee un diferente carácter expresivo (“bravura, lacónico, expresivo e impetuoso”) y una indicación rítmica peculiar (libre, pulsada, rubato y accelerando-ritardando), mientras que en el Tercero el oyente asiste a la oposición entre dos dúos (primer violín y violonchelo vs segundo violín y viola). Nada que ver pues con esa “conversación entre cuatro personas inteligentes” con la que Goethe había comparado el género siglos atrás. La extraordinaria dificultad técnica de las obras supone un reto para los intérpretes y, a pesar de ello (o quizá precisamente por ello) esta es la tercera integral del ciclo completo en la amplia discografía de Carter.
El Juilliard aparece inextricablemente unido a estos cuartetos. Fueron ellos quienes estrenaron los ns. 2 y 3, además de ser vecinos del compositor en Manhattan y compañeros de docencia en la prestigiosa Juilliard School. De hecho, a principios de los 90 registraron una primera cuasi-integral, con los Cuatro cuartetos escritos hasta el momento, afortunadamente superada por la asombrosa feracidad que caracterizó el último periodo creativo de Carter. Esta integral es la que Sony recupera en un doble CD, a la que se añade la reciente grabación del n. 5, para testimoniar así un vínculo esencial. Si bien pueden ser preferibles los resultados globales del Arditti (Etcetera y Mode) o del Pacifica (Naxos), su carácter pionero la hace de obligado conocimiento. El ciclo de cuartetos más importante de la segunda mitad del siglo XX lo merece.
David Cortés Santamarta