Raquel Lojendio, Clara Mouriz, Gustavo Peña, Juan Antonio Sanabria, Josep Miquel Ramón, Javier Franco, Carmen Gurriarán.
Orquesta y Coro Nacionales de España / Guillermo García Calvo.
OCNE 8436552740088 (3 CD)
ALGO MÁS QUE NUESTRO PATRIMONIO
Recuerdo perfectamente la fecha del 14 de mayo de 2016, cuando, en un concierto extraordinario de la OCNE, se presentó la recuperación de esta, la cuarta ópera de Ramón Carnicer (1789-1865), autor del que presuponía que poca gente conocía su música de la que solo se contaba con la recuperación del Teatro Real de Elena e Costantino (1821) en 2009. El concierto fue todo un éxito y nos permitió conocer, una vez más, el valor de nuestro patrimonio musical, tan desdeñado por desconocido. La anécdota se completa con la salida precipitada del Auditorio de todo el público, porque en aquella época había dos conciertos casi a diario, y los espectadores del siguiente concierto estaban apelotonados, ya que con las dos horas y media de música, más la pausa, nos plantamos en casi el comienzo del siguiente concierto. Es más, también tuvimos que aplaudir a la carrera al final.
Ramón Carnicer empezó su carrera como compositor de óperas en Barcelona, y Elena e Malvina (1829) fue su primera ópera estrenada en Madrid cuando, a pesar de su reconocido liberalismo, el infame Fernando VII lo trasladó obligatoriamente. Su paso en su destierro por Francia, Italia e Inglaterra hizo de este autor el mejor preparado de su generación para afrontar el género operístico, y en esta su primera ópera de madurez lo demuestra con creces al conjugar los ingredientes del drama romántico rossiniano, en su justa medida, e incluso con elementos descriptivos en las introducciones de las escenas que anticipan los colores de Donizetti o un joven Verdi, y prueba de ello son los solos encomendados al violonchelo para el encuentro de los dos tenores del acto II, o la bella introducción para dos violonchelos, de tristeza infinita, en el dúo de Malvina y Elena. Acusar a esta obra de rossiniana con tono despectivo es una impropiedad, en tanto que el lenguaje lírico de casi toda Europa era el legado de Rossini (conquistó Viena en 1815 cerrando las puertas de la ópera a Schubert), y el uso de la solita forma (introducción, aria, tempo di mezzo, cabaletta), que tiene su cumbre en la Semiramide de Rossini, era artificio común en los años veinte del siglo XIX.
Es destacable que todo el elenco sea español, y todos presenten, sin excepción, una técnica impecable en cuanto a las coloraturas y demás refinamientos que esta música exige. Raquel Lojendio como Malvina, tiene un bello color vocal y canta de manera muy expresiva, encontrando la réplica perfecta por color en Clara Mouriz. Los dos tenores, Peña más baritenor y Sanabria con unos agudos resplandecientes, se distinguen fácilmente al oído, y junto a los dos barítonos, Josep Miquel Ramón como Sir Donaldo, con su característico terciopelo vocal, y Javier Franco, en el rol de Patrizio, protagonizan el curioso cuarteto “Deh, non costringermi” del acto II, cuarteto infrecuente en la escritura de la ópera de la primera mitad del XIX.
Concierta con acierto y atención a los detalles Guillermo García Calvo, cuya mejor cualidad es la capacidad de propulsar la música hacia delante, con un sentido del tempo perfecto para que sea inteligible el texto cantado, y que siempre dota de drama a sus interpretaciones. El coro tiene un papel destacado, y, aquí viene el único reparo, hubiera merecido mejor toma sonora, pues queda muy desdibujado en un segundo plano frente a la presencia de la orquesta.
Hágase con el disco sin dudarlo, por apoyo a la Orquesta y Coro Nacionales, por apoyo los esfuerzos de recuperación del patrimonio musical español, que es el suyo, y por apoyo a usted mismo en su afán de conocimiento.
Jerónimo Marín