Perianes y Zimmermann se muestran claramente como lo que son, unos intérpretes talentosos con una técnica prodigiosa, un tono opulento… La viola intenta suplantar el timbre de la voz, para el cual sus partes están originalmente escritas, salvo en el Grand Tango de Piazzolla y el Tango de Albéniz. La mayor parte del resultado es efectivo, con buenas transcripciones, aunque es difícil no echar de menos a las grandes cantantes que las interpretaron (e interpretan) con frecuencia y resaltar las diferencias.

Aquí nuestros protagonistas recurren a la música en la que la influencia de la poesía es especialmente fuerte, y las reducen a las esencias tímbricas de sus instrumentos. La viola nunca abruma al piano. Todo se ejecuta con un sonido de primer plano que se suma al efecto intenso, resaltando los colores en las armonías de la música, de modo que en lugar de bailes vívidos y llamativos, estos son más translúcidos y evocadores, mostrando la variedad de sonidos que Zimmermann puede producir con su instrumento. 

Un bello y buen hallazgo es el conjunto de canciones recopiladas de Pau Casals; estas funcionan como un pequeño intermezzo y son ligeras pero no sutiles. Toda la música está relacionada de una manera u otra con el gran hilo que une la música hispana como una tradición: su compromiso con los estilos populares. Esto ocurre de una manera ligeramente diferente en cada conjunto de obras. Resultado óptimo.

Luis Suárez