Raquel Andueza, soprano. Orquesta Barroca de Sevilla / Christophe Coin.
OBS, 008 (CD)
Más luz
Nuevo y suculento recorrido por las estancias menos visitadas de la música española. En esta ocasión, de la mano de Gaetano Brunetti (1744-1798), violinista y compositor que trabajó en Madrid al servicio de Carlos III y Carlos IV. Nacido en la adriática ciudad italiana de Fano, Brunetti se trasladó a Madrid con apenas diecisiete años. En 1771 es nombrado profesor de violín del futuro Carlos IV, príncipe primero, y luego monarca, con quien permanecerá como músico de cámara el resto de su vida. Como bien apunta en las excelentes notas del disco, el especialista en este interesante y tan desconocido periodo, Germán Labrador, este puesto al servicio de la Corona explica el gran número de piezas camerísticas escritas por Brunetti, con casi setenta Quintetos que podríamos citar como botón de muestra, pero convierte al tiempo en enormemente llamativa su generosa producción para orquesta. Precisamente a esta faceta está dedicada parte de este disco. La otra se centra en su música vocal, mucho menos cultivada por el autor italiano. Aquí escuchamos dos Arias dedicadas a Manuel Godoy (el “Príncipe de la Paz”, como se le llamó tras firmar una amistad forzosa con la Francia revolucionaria en 1795), y una Lamentación, una de las formas sacras más habituales en la Capilla Real y, por extensión, en el resto de instituciones musicales anexas a ella.
La música de Brunetti es de un clasicismo que resulta, por incuestionable, casi cegador. En él percibimos, desde los primeros compases, todos y cada uno de los rasgos de la música dieciochesca que recorrió Europa en las últimas décadas del siglo. Las similitudes con lo más luminoso y juvenil de Mozart, Haydn o Gluck, por citar a los tres popes que al comprador puedan servir de referencia, son tan palmarias que reafirma el concepto de un estilo internacional diseñado a la medida de la más autocomplaciente aristocracia.
Pero, una vez más, al margen del interés musicológico (y también musical, desde luego) de estos descubrimientos que resucitan capítulos olvidados de nuestro pasado, el aspecto más reseñable de esta grabación es la interpretación de la Orquesta Barroca de Sevilla, que continúa sonando como pudiera hacerlo cualquier formación de la más alta gama europea. Junto a la línea melódica de las obras vocales, defendida con soltura y musicalidad por la soprano Raquel Andueza, siempre encontramos a una orquesta disciplinada y transparente, sólida y arrebatadora a la vez, que en este caso cuenta, además, con el liderazgo de una leyenda viva del violonchelo, como es Christophe Coin, que interpreta también las partes solistas de la Sinfonía n. 33. Extraordinario disco.
Raúl Mallavibarrena