Al final, Christian Thielemann ha optado por grabar su primera integral de Bruckner (en vivo) con su actual orquesta (Dresde). Pudo hacerlo en Munich (grabó la Quinta con DG), pero creo que es más fácil “competir” con Jochum (su integral Bruckner, con la orquesta de Dresde para Emi, ha sido unos de los hitos de los últimos 40 años) que con la memoria de Celibidache y su orquesta muniquesa. Sin conocer el resto de la integral, esta Novena supone un innegable espaldarazo al renombre del berlinés como gran valedor del repertorio romántico alemán. Y lo digo porque sí que estamos ante una interpretación que mantiene la continuidad en las tradiciones interpretativas alemanas (Karajan, Wand, el ya comentado Jochum…), por tanto a cierta distancia de otros apóstoles recientes del mundo bruckneriano (no solo Celibidache, sino también el propio Barenboim). ¿Cuándo nos damos cuenta de ello? Más que en los dos primeros movimientos, impecables, donde Thielemann saca su auténtico yo es en el Adagio. No puede negar quién es y de donde viene… Cuenta con la colaboración maravillosa de la Staatkapelle de Dresde. Alucinante el sonido de sus cuerdas, sus metales. En fin. Apoteosis y poesía al mismo tiempo. Después, cada cual colocará el trabajo en su ranking personal de gustos. Pero lo que no podemos es perdérnosla.

Juan Berberana