(ed. Haas, segunda versión 1887-90).
Staatskapelle Berlin / Daniel Barenboim.
Accentus, ACC202178 (DVD)
¿EL DISCO ORQUESTAL DEL AÑO?
Con desesperante lentitud va publicando Accentus en DVD y Blu-ray las seis últimas Sinfonías de Bruckner por la Staatskapelle Berlin y Daniel Barenboim. Por fin le ha tocado el turno a la Octava (¡ya sólo queda la Novena, y tras ella el álbum con las seis, se supone que a un precio mucho más bajo que comprándolas por separado!) y, la verdad, la espera se ha visto muy recompensada. Porque me parece una de las versiones más admirables de cualquier sinfonía de Bruckner que haya escuchado. Por suerte se trata, además, de la edición Haas (segunda versión, 1887-90). En una serie de recreaciones magistrales todas ellas, esta es, en mi opinión, la más destacada desde que dio comienzo la serie que arrancaba con la “Romántica”. Filmada con público en la Philharmonie de Berlín el 26 de junio de 2010 (¡entre el 20 y el 27 hicieron las seis! ¡Menudo tour de force para la Orquesta y su director!) Me imagino, además, que no ha habido opción a hacer correcciones en caso de que se hubiera producido algún fallo en alguna trompa o trompeta..., puesto que cada una de las Sinfonías fue interpretada una sola vez (no debió de producirse ningún error muy perceptible).
¿Cómo es la interpretación? A la vez lírica y trágica, introspectiva y expansiva, inmensamente emocionante y apasionada. Rigurosa (la arquitectura se hace palmariamente visible) y a la vez libre (agógica flexible, tan lógica y motivada, tan sutilmente resuelta que hay que hacer un especial esfuerzo de atención para apreciarla), con una planificación de las tensiones que solo la puede proporcionar una sabiduría y lucidez extraordinarias. Expuesta con asombrosa diafanidad, tocada con enorme concentración y entrega por los músicos, la ejecución orquestal es sencillamente pasmosa. Seguramente la Staatskapelle es inferior a la Filarmónica de Viena, a la de Berlín o a la Sinfónica de Chicago, pero aquí músicos y director consiguen que nos olvidemos de todas ellas y nos dejamos llevar enteramente por una belleza de sonido gloriosa, un pasmoso empaste organístico. No sabe uno qué admirar más, si la cálida, aterciopelada y envolvente cuerda, si las muy destacadas, casi incesantemente audibles maderas, o el robusto metal, de impactante sonoridad. Y sería injusto no citar la impresionante actuación de una jovencísima primera trompa cuyo nombre no he logrado encontrar.
Con respecto a sus anteriores grabaciones (Chicago Symphony, DG 1981 y Berliner Philharmoniker, Teldec 1994), Barenboim parece haber acentuado la tensión en el Adagio, que va cobrando, desde un comienzo reposado, reflexivo y profundo, una intensidad casi insoportable hasta culminar en el clímax más sobrecogedor que recuerdo en cualquier versión grabada o filmada, un clímax muy prolongado que descarga tal tensión que te deja sin aliento (un momento, el de la culminación de este genial movimiento, que muchas veces, incluso en manos de grandes directores, me deja insatisfecho). La coda del Finale, a veces criticada en sus versiones de 1981 y 1994 por su excesiva premura (como él mismo ha explicado en alguna ocasión, para huir de la molesta grandilocuencia demagógica de algunas versiones), creo que recobra aquí un justo término medio entre empuje y grandiosidad. Al final, con los músicos visiblemente exhaustos, ¡delirio desatado del público!
Contamos ya en DVD con tres interpretaciones mayúsculas de esta obra: la de Karajan con la Filarmónica de Viena para DG (1979) y Celibidache con la de Múnich (Sony 1990). La de Barenboim es la única que se distribuye también en Blu-ray y es, claro está, con diferencia la que mejor se ve y la que mejor suena de las tres, a distancia. La realización, de Andreas Morell (director) y Paul Smaczny (producer), es ejemplar. Escuchar en estas superlativas condiciones técnicas una interpretación maravillosa de una de las Sinfonías más admirables de la historia es un disfrute que no tiene nombre.
Ángel Carrascosa Almazán