Staatskapelle de Berlín / Daniel Barenboim.
Accentus, ACC202176 (DVD)
Sensualidad
Con el precedente de sus espléndidas versiones en disco con la Sinfónica de Chicago (DG, 1979) y la Filarmónica de Berlín (Teldec, 1994), Daniel Barenboim volvía en 2010 a la Sexta dentro de la serie de las Sinfonías de Bruckner registrada en directo en la Philharmonie berlinesa (nuestra contraportada, este mes, anuncia precisamente la siguiente, la Séptima, de la que pueden leer también la crítica de Ángel Carrascosa en su sección, en la página 77, “DVD de la contraportada”). El argentino mantiene intacto su pulso narrativo, su combatividad y esa cualidad agónica que destilan sus interpretaciones del compositor austríaco, pero encontramos ahora mayor vuelo lírico y una veta humanística más profunda. Quizá la gran virtud del Bruckner actual de Barenboim radique precisamente en la magnífica asimilación de los aspectos más sensuales de esta música, alejándose de una visión apoyada en exceso en cuestiones formales. Forma y expresión resultan así elementos indisolubles para Barenboim, cuyo control de las tensiones musicales es bien perceptible en el palpitante Adagio que nos regala en esta ocasión, a un tempo no precisamente lento en el sentido objetivo (15’18’’ frente a los 18’13’’ de Chicago y los 17’04’’ de Berlín), pero transido de una belleza y un calor realmente arrebatadores. Únase a esto la solidez en la construcción del edificio sinfónico, nada rígida en el manejo de los volúmenes y muy flexible en la exposición de los diferentes motivos, tarea tan complicada en el Maestoso inicial como en el incontrolable Finale, resuelto con una inspiración y un dominio de los medios admirables.
Es obligatorio citar la soberbia prestación de la Staatskapelle de Berlín (a la que por cierto le escuchamos en Madrid esta obra por las mismas fechas) y que no sólo vuelve a deslumbrar con su corpórea y muy germánica sección de cuerdas y sus siempre atinadas maderas, sino con un metal en un momento especialmente feliz (atención a la espectacular actuación de la trompa solista, jaleada además por un público muy receptivo).
La realización videográfica es en esta ocasión de Henning Kasten, que sigue la misma línea de las ya publicadas Sinfonías Cuarta y Quinta, todas bajo la atenta mirada del productor Paul Smaczny: sencillamente modélica, un verdadero placer visual. La toma de sonido es otro de los puntos fuertes de la publicación, extraordinaria en todo, balance, dinámica, timbres. Ni que decir tiene que la edición en Blu-ray, por mejorar lo que ya es sensacional en cuestiones audiovisuales, se hace obligatoria.
José Sánchez Rodríguez