Christian Thielemann / Filarmónica de Viena.
CMajor/Unitel 807308 (2 DVD)
CMajor/Unitel 807508 (2 DVD)
UN BRUCKNER AGNÓSTICO
Concluye ese colosal anillo sinfónico de 11 partituras (incluyeron también sus dos pecados de juventud) que Thielemann y una inigualable Filarmónica de Viena (con su milagrosa cuerda) registraron durante 2019-22 para conmemorar el bicentenario del nacimiento del compositor que estamos celebrando este año. El ciclo se cierra con cuatro pesos pesados: Sinfonías 3, 4, 6 y 9 presentadas en cuatro volúmenes y con el extra de ver disertar sobre cada pieza al director berlinés junto al jovial musicólogo Johannes-Leopold Mayer.
Entre los atriles podemos admirar a la flor y nata de la formación vienesa. El incombustible Rainer Honeck, la búlgara Albena Danailova o Jun Keller actuando como concertinos. Los privilegiados clarinetes de Daniel Ottensamer y Matthias Schorn. Los oboes de Martin Gabriel y Clemens Horak. Los cellos de Peter Somodari y el gran Tamas Varga, sin olvidarnos de esa institución del metal que es Ronald Janezic, una de las mejores trompas del mundo (¡qué espectáculo escucharle en la Cuarta!).
Thielemann nos vuelve a proponer un Bruckner altivo, feroz, decibélico, musculoso y claramente agnóstico, pues sus pies miran siempre fijamente al suelo y no a los cielos (no hay paraíso, solo infierno, fuego eterno y tinieblas). El berlinés pasa totalmente de divagaciones religiosas, poéticas o filosóficas. Lo único que le interesa es la perfección del sonido. Una visión kubrickiana, que resta calidez y romanticismo a sus sobrias y poco sentimentales lecturas, tal y como nos tiene acostumbrados, de esas donde predominan contrastes abruptos, grandes silencios, ritmos inexpugnables (a veces lleva a sus músicos con la lengua fuera), atmósferas desasosegantes, violentas dinámicas y un caudal sonoro que parece haberse forjado en una fragua (Karajan es su referente musical más inmediato). Para Thielemann las Sinfonías del austríaco son como una gran mole de mármol a las que hay que darle forma a base de ir taladrando a golpe de martillo mecánico. El resultado final puede llegar a engatusar al oído, pero jamás perfora el corazón.
La Tercera (grabada en 2020 en una vacía Musikverein) es la más redonda e impactante de esta última entrega, con su claridad expositiva y la virtuosística resonancia wagneriana. Opulenta la rugiente Cuarta filmada en Salzburgo 2020 (“un bosque con grandes árboles”, confiesa Thielemann). El patito feo de la Sexta resuena aligerada en su belleza melódica y exigua de elementos emotivos. La apocalíptica Novena (con 9 trompas en vez de las habituales 8), también sobre el escenario salzburgués (2022), con su atronador y viril Scherzo, es un ciclópeo órgano en sus vigorosas manos.
Javier Extremera