Tabea Zimmermann, viola. Jean-Guihen Queyras, chelo. Cuarteto Belcea.
Alpha Classics Alpha 792 (CD)
El sexteto de cuerdas inicia su “éxito”, como forma musical, fundamentalmente a partir del romanticismo. Estos de Brahms (como corpus, probablemente los más consistentes), pero también los de Tchaikovsky o Dvorák; alcanzando su éxtasis definitivo en la transición del propio romanticismo y la contemporaneidad, con la versión original de la Noche Transfigurada de Schoenberg. Otro elemento que soporta esta creciente popularidad, a lo largo del tiempo, puede residir en ser la agrupación de cámara cuya sonoridad se aproxima más al mundo orquestal. En esto, las versiones del Belcea-Queyras-Zimmermann son radicalmente modélicas. El sonido pasional de nuestros instrumentistas y su sincronización perfecta hace que sus versiones nos rememoren, por momentos, ese sonido. Una intensidad, unos ataques de cuerda para nada timoratos. Y un entendimiento del universo brahmsiano que refleja, puede que intencionadamente, esa dualidad de su corpus camerístico, donde parecía pensar en una versión orquestal alternativa para algunas de sus obras (es lo que entendió Schoenberg con su orquestación del Cuarteto con piano en sol menor Op. 25 del hamburgués).
Esta lectura, de empaste cuasi orquestal, se destaca especialmente en el Op. 36 (el Allegro final es su mejor ejemplo), pero también sorprendentemente en el juvenil (solo de fecha) Op. 18. No faltan versiones alternativas recientes (los hermanos Capuçon y amigos o la del Cuarteto Mandelring). Pero la ejemplar ejecución de nuestro grupo y la calidad de la grabación, que la convierten en recomendación máxima, sin duda.
Juan Berberana