Grabado en vivo durante el Festival de Salzburgo de 2023, nos llega este Requiem Alemán de Brahms, y, por la confianza de los años en que llevo colaborando con RITMO, confieso, benévolo lector, que me invade la “pereza” de tener que volver a escuchar esta obra. No niego su genialidad ni grandeza, simplemente ya la he escuchado, analizado y visto en directo una docena, si no más, de veces. Y principia el primer coro con “Selig sind, die da Leid tragen” y no podemos dejar de escuchar esta maravillosa versión hasta que el séptimo número “Selig sind die Toten” en el que en los últimos compases recuerda Brahms la melodía del coro inicial, en un cierre magnífico.

Nunca había visto dirigir a Thielemann sin la batuta, con una variedad de gestos no muy grande y siempre comedidos. Está volviéndose un asceta de la dirección; no hay nada superfluo, todo es un gesto imperceptible de lo pequeño que es, pero con un magnetismo que tiene en suspenso al centenar largo de intérpretes, con una mirada firme, con el cuerpo sólido sin balanceos. Y se dijera que la música proviene de los mismos cielos, todo es amable y voluptuoso en el sonido, incluso los forte tienen una lógica en su aparición que provocan la falsa sensación de que la dirección de orquesta es algo fácil.

Elsa Dreisig está sobresaliente y Michael Volle canta sin fisuras y con bello fraseo en su voz cálida. El coro está impecable y entregado, y los filarmónicos vieneses no tienen parangón. Emerge uno purificado tras su escucha.

Jerónimo Marín