Malena Ernman, Gary Magee, Kerstin Avemo. Orquesta de Cámara de la Monnaie / Kazushi Ono. Escena: Luc Bondy.
Beal Air Classiques BAC026 (DVD)
La señorita Julia
“He dejado que las mentes trabajasen de una manera irregular, tal y como ocurre en la realidad, donde, en una conversación, nunca se llega a agotar un tema, sino que cada uno de los cerebros actúa como una rueda dentada en la que el otro se engrana a la buena de Dios. Por eso el diálogo deambula sin rumbo, se provee en las primeras escenas de un abundante material que luego se elabora, se trabaja, se repite, se amplía y se desarrolla de la misma manera que el tema en una composición musical”.
Las palabras que August Strindberg escribió en 1888 como prólogo de La señorita Julia parecen ya anunciar, a través de la referencia musical, la posibilidad de convertir en ópera su “tragedia naturalista”. El compositor belga Philippe Boesmans, nacido en 1936, lo ha hecho en esta su quinta ópera, tras La Passion de Gilles, la orquestación de L'Incoronazione di Poppea, Reigen sobre Schnitzler y la muy difundida Wintermärchen a partir de Shakespeare, que tuvo el privilegio de ser interpretada en numerosos teatros europeos, entre otros, el Liceu de Barcelona, en los pocos años transcurridos desde su estreno en 1999.
La utilización de libretos basados en obras teatrales de gran entidad señala uno de los aspectos esenciales de la aproximación de Boesmans a la forma operística. La tensión dramática, la construcción de situaciones y la caracterización psicológica siguen siendo para él dimensiones prioritarias. Una posición que otros compositores del siglo XX, como Henze, Reimann o Tippett también han adoptado, intentando mantener una dramaturgia con un lenguaje renovado. La impronta teatral de Boesmans es incluso más acusada que en estos. Y quizá la estrecha colaboración con el director de escena suizo Luc Bondy, a quien se deben la concepción, textos y producciones de sus tres últimas óperas, tenga mucho que ver con ello.
Boesmans opta por la elaboración de una línea vocal que se mueve sutilmente entre las inflexiones naturales de la declamación y los más depurados perfiles del canto, entre el giro expresivo, a veces naturalista, y el impulso lírico. De hecho en la presente producción, que ahora ha vuelto a reeditarse en DVD, se resalta ese espacio intermedio entre el teatro y la ópera desde la primera escena, que se inicia sin música, casi al modo de una representación teatral. Y por ello el formato audiovisual resulta más adecuado que el puramente sonoro (existía ya una grabación en Cyprus) para enfrentarse a las óperas de Boesmans.
La simple escucha parece siempre reclamar una mayor innovación formal, pero esta demanda queda equilibrada por la cuidadosa producción y la espléndida labor de los tres cantantes ¡increíble la Julie de la mezzo Malena Ernman!, cuyos gestos irrigan violencia a una música de cámara soberbiamente dosificada cuya tensión se mantiene latente a lo largo de su único acto. Inmejorable grabación procedente del Festival de Aix-en-Provence.
David Cortés Santamarta