El Bernstein director y el Bernstein compositor, fue, lo primero de todo, pianista. No ante todo, pero sí que fue su primera ocupación y su medio para llegar a ser lo que fue. Y grandísimo pianista, las pruebas están en sus grabaciones de Ravel, Beethoven o Mozart. Su música para piano, acertadamente dentro de la irregular serie American Classics (esto sí es un clásico americano), comienza con la juvenil Sonata (1938, publicada en 1979), con dos movimientos, primero de enorme tensión rítmica y segundo, muy visionario, de gran tensión armónica. El grueso del disco lo ocupan las dos series de Aniversarios (a Lenny le encantaban este tipo de composiciones-homenajes, véase su delicioso Divertimento para orquesta), el primero de 1943 y el segundo de 1988, compuesto a través de las dos décadas anteriores para culminar en los últimos años de su vida. La primera serie es de gran pureza estilística, con menos sentido del humor que en la segunda, donde aparecen homenajeados los Koussevitzky, Schuman, Bowles o Copland. En la serie más avanzada, donde el pianista deja paso al compositor y director a partes iguales, fascina el dedicado a Sondheim o Helen Coates, utilizando su encantador tema para la Meditation n. 1. Dossin es un entregado intérprete, que podría haber incluido el arreglo de El Salón México, la primera obra editada de este genio sin igual.

Gonzalo Pérez Chamorro