G. Kremer, violín. G. Dirvanauskaité, violoncello. G. Osokins, piano.
Accentus ACC30529 (CD)
Karsten Blüthgen denomina “Música de la eternidad” al nuevo proyecto discográfico del ecléctico violinista Gidon Kremer, quien continúa en la línea de sus propuestas innovadoras y creativas. Junto al joven pianista Georgijs Osokins (quien ya llamó la atención de la prensa especializada en su participación en el Concurso Chopin en 2015) y la violoncellista Giedré Dirvanauskaité (miembro de la Kremerata Baltica desde su fundación en 1997), ofrecen el arreglo que Reinecke hizo entre 1866 y 1867 del Triple Concierto Op. 56 de Beethoven y el Trío para violín, violoncello y piano Op. 8, de Chopin.
Con el Trío de Beethoven muestran el poder y la fuerza de la música de cámara interpretada de forma enérgica, vigorosa y en ocasiones dramática que ,aunque no sustituye el original orquestal, sí deja sentir su presencia y no carece del enriquecimiento y la amplia sonoridad de las voces. Con un equilibrio perfecto entre la compacidad y los momentos solistas, combinan con gran maestría la cierta teatralidad (inherente a la obra beethoveniana), con un punto de diversión e ironía en su último movimiento, Rondo alla Polacca con el que nos conducen al Trío de Chopin, una de sus obras camerísticas más tempranas y, además, la única con violín.
Siguiendo la forma sonata e imprimiendo a sus melodías y armonías gran melancolía, los intérpretes brillan por su apasionamiento y marcada personalidad, revelando con claridad y transparencia su compleja exigencia técnica, su ternura y su serena alegría.
María del Ser