Simona Saturová, Mihoko Fujimura, Christian Elsner, Christian Gerhaher (Sinfonía n. 9). Isabelle Faust, Jean-Guihen Queyras, Martin Helmchen (Triple Concierto). MDR Rundfunkchor, GewandhausChor, GewandhausKinderchor, Gewandhausorchester Leipzig / Herbert Blomstedt.
Accentus ACC70497 (3 DVD)
El BEETHOVEN CONCILIADOR DE HERBERT BLOMSTEDT
El sello Accentus presenta una muy recomendable selección de las Sinfonías de Beethoven, agrupadas ahora en un cofre, cuando previamente ya habían salido por separado (criticadas en esta revista una a una), incluyendo su Triple Concierto para piano, violín, violonchelo y orquesta que, en manos de Herbert Blomstedt, en tomas en vivo recientes en la Gewandhaus de Leipzig (2015, 2016) y de gran calidad en la toma sonora, resplandecen por su gran vitalidad. El nonagenario maestro nos descubre sustratos distintos a los tradicionalmente identificados con estas obras: frente al conflicto interior y drama que exhiben otras versiones, Blomstedt nivela la tensión sonora para mostrar el lado más apasionado, optimista y elegante de este repertorio.
Triple Concierto
En el Concierto para piano, violín y violonchelo se expone nítidamente el criterio artístico aplicado por Blomstedt, tanto a las partituras como a los solistas y formación. Isabelle Faust, Jean-Guihen Queyras y Martin Helmchen, respectivamente al violín, violonchelo y piano, responden plenamente a estas intenciones. Perfectamente conjuntados, con una precisión ejecutoria y calidad de sonido inigualables, los tres virtuosos despliegan sus intervenciones con precisión, brillantez y naturalidad. Son ejemplos indicativos las partes del violonchelo, en el inicio de cada movimiento, los pasajes a dúo entre las cuerdas solistas o el claro, articulado y balanceado piano. Siempre en perfecto equilibrio y empatía con orquesta y maestro (que deja el necesario “aire” a los solistas), el rigor de la lectura se une al máximo refinamiento interpretativo.
Las Sinfonías ns. 5 y 7 son abordadas con firmeza y ductilidad, sin asperezas. Blomstedt difiere de los asertivos y dramáticos planteamientos propios de Kleiber o Karajan, atenuando lo trágico para mostrar, con clarividencia y detallismo, los más sutiles perfiles constructivos y expresivos. Si la Quinta resalta por el control de los ataques y el conflicto temático del Allegro con brio, la delicadeza melódica del Andante con moto, las refinadas articulaciones y texturas del Allegro o la apoteosis final contenida del último movimiento, la Séptima ratifica la tesis interpretativa de Blomstedt por la equilibrada contundencia del Poco sostenuto-Vivace, el elocuente y articulado Allegretto o la vivacidad rítmica explosiva del Presto y Allegro con brio.
Sexta: centro de gravedad
El centro de gravedad lo encontramos en la Sinfonía n. 6, “Pastoral”, donde maestro y orquesta muestran total complicidad. De esta fusión brota una oleada continua de movimiento dinámico y sonoro: Blomstedt perfila con escueta elegancia cada motivo temático, cambio rítmico y dinámico, realzando las texturas que dan forma y vida a sus cuatro movimientos. La Sinfonía fluye sin brechas desde el impetuoso Allegro ma non troppo, pasando por el delicado y cristalino Andante Molto mosso, el Scherzo Allegro, de vibrantes aires rústicos, la impactante tormenta del Allegro (donde el timbal se torna esencial) y, finalmente, la sublime entrada de las cuerdas en el Allegretto final, que nos reconcilia con el vitalismo inherente a la obra. Las magistrales actuaciones del oboe, flauta, clarinete y trompa son pilares fundamentales del discurso sonoro.
La Sinfonía n. 9, “Coral”, corona con brillantez la selección. El acierto en los tempi, la claridad y determinación en los temas y pasajes contrapuntísticos, el vigor rítmico del Molto vivace-Presto o el inspirado fraseo del Adagio Molto e cantabile, preparan al último movimiento. El adecuado balance entre solistas, coro y orquesta permite percibir cada detalle con suma nitidez. Una contundente entrada del barítono (nada menos que Christian Gerhaher), da paso al cuarteto, perfectamente imbricado, pese a cierta tensión del tenor en los agudos. La música, nunca ampulosa, nos retrotrae a la tradición del oratorio.
El “Beethoven conciliador” de Herbert Blomstedt es humanista, positivo y refinado, no sólo por su radiante vitalidad sino por sacar a relucir ese vínculo natural con Haydn y Mozart, a menudo velado por la visión excesivamente romántica y prometeica dada por el siglo XX respecto al genio de Bonn. El gran legado de Beethoven adquiere con estas interpretaciones una lectura sincera y fresca, aportando matices y sensaciones renovadas que brotan (con naturalidad) del inmenso manantial que supone su corpus sinfónico.
Juan Manuel Ruiz