No sé cuántas veces he hablado ya de estas versiones en RITMO. Y la verdad, no sé que añadir. O mejor dicho, me tienen tan entregado, que, por mucho que lo intento, sucumbo al propósito de airearme. Ante tal incapacidad, repetiré lo que quien me conoce sabe que voy a repetir, para su goce o fastidio, indistintamente: Barenboim es, desde que tengo uso de razón –musical y de la otra- el pianista que mejor ha tocado e interpretado –las dos cosas- las obras de este ciclo inmenso, poderoso, inagotable y único. Pero quizá interese recordar que cada vez que lo ha grabado ha obtenido resultados distintos, aun dentro de la absoluta excelencia. Esta es su segunda grabación (1984), tras la de EMI (1967-70), que antecede a la última (EMI,en DVD). Y es la más compleja, a la par que molesta. Por experimental. Barenboim quiso –y consiguió- hacer un estudio sonoro de las obras, dejarlas en eso, verdadero sonido emocional, limpiando el piano de sentimentalidad. Y surgió así su interpretación más moderna,en el sentido progresivo de la idea: ver la música de delante a atrás, y no al contrario, que es lo que se hace siempre. Es, pues, algo único