El proyecto de la West-Eastern Divan Orchestra excede con mucho los límites artísticos. Ahora que acaba de celebrar su vigésimo aniversario, recogido en esta grabación realizada en la Philharmonie de Berlín el pasado 2019, sigue siendo incluso más necesaria que nunca a pesar de los logros realizados.

Sus miembros proceden de Israel, Palestina, Siria, Líbano, Egipto, Jordania, Turquía, Argelia e Irán, y sus credos son cristianos, musulmanes o judíos; pero aún no ha logrado la WEDO dar conciertos en Israel y algunos países árabes, aunque sí en Marruecos, Catar y los Emiratos, incluso sintiendo que el éxito de multiculturalidad que representa la orquesta y su claro entendimiento pacífico entre diferentes culturas molesta en algunos sectores. 

El magnetismo que ejerce Barenboim como director y como artista consigue que el Triple Concierto de Beethoven, en su brillante superficialidad, aúne a Mutter y Yo-Yo Ma, de los que nada nuevo descubriremos, aunque sí insistamos en la belleza del sonido de ambos.

El compromiso orquestal que supone la Novena de Bruckner, cumbre de su producción sinfónica, es resuelto de manera sobresaliente por todos y cada uno de los músicos y de sus secciones. Ves el vídeo y por más que indagues, no logras a priori averiguar la procedencia de sus componentes; es más, si nos dicen que algunos son de Burgos o Alicante también nos lo creeríamos.

Que la música está por encima de las naciones es la lección que debemos aprender; o sea, la vida está por encima de las naciones.

Jerónimo Marín