Frank Peter Zimmermann, violín. Berliner Philharmoniker / Daniel Harding (Beethoven), Kirill Petrenko (Berg), Alan Gilbert (Bartók).
BPHR 190283 · 2 CD & Blu-ray · Libreto 64 páginas · HD (+ documental extra: Frank Peter Zimmermann y los Berliner Philharmoniker · 44’)
COMPAÑEROS DE VIAJE
A lo largo de los años, algunos músicos han establecido su segundo hogar en los pasillos de la Philharmonie berlinesa. Desde muy jóvenes, asistían a sus conciertos y formaban parte de las jóvenes agrupaciones bajo el manto de la todopoderosa Filarmónica de Berlín, que los destetó como solistas o directores internacionales. Es el caso de dos músicos que han crecido bajo las faldas de la orquesta madre y que han ido evolucionando hasta llegar a ser las grandes figuras que son hoy en día. Hablamos de Daniel Harding y especialmente del violinista Frank Peter Zimmermann (1965, Duisburgo), de sangre welsunga que comparte con su afamada hermana Tabea, seguramente la mejor violista del mundo y un músico bastante opuesto a su hermano. De las dos últimas ediciones que BPHR, el sello de la Berliner Philharmoniker, ha puesto en el mercado y que nos reúne en estas páginas, una está dedicada a Frank Peter Zimmermann, que con su Stradivarius Lady Inchiquin interpreta los Conciertos para violín de Beethoven, Berg y Bartók.
Y es junto a un deslumbrante Harding donde Zimmermann desarrolla su especial visión de la obra de Beethoven. Madurado con el paso de los años (interpretado con eminentes beethovenianos como Barenboim), no es el sonido la principal cualidad de este maestro (nunca lo ha sido, es más bien limitado en armónicos y volumen, y en ciertos momentos hasta áspero), sino la estructura, el discurso y el entendimiento de la obra, llevada desde tempi ágiles por un Harding que conduce con brío a la maravillosa orquesta, con detalles hermosos y originales y un sentido global de la obra muy coherente.
De las cuatro obras que también podemos encontrar en un Blu-ray, en esta caja de presentación incomparable, es sin duda el tenebroso Concierto “A la memoria de un ángel” de Alban Berg la interpretación más radical de cuantas se ofrecen. El sonido a veces rasposo, con un arco del violín como afilada cuchilla que atraviesa fácilmente la carne, junto a la visión hipermodernista de Petrenko, nos ofrecen una auténtica pesadilla sonora en forma de la interpretación más innovadora posible de la obra maestra absoluta de Berg, lejos de un prodigio onírico y sensual de Andris Nelsons o Simon Rattle.
Los dos Conciertos de Bartók, tomados desde la perspectiva “clásica”, hacen lucir el instrumento de Zimmermann y sobre todo nos desvelan el singular crecimiento de un músico como Alan Gilbert y la descomunal aportación sinfónica de una orquesta en estado de gracia, con tomas sonoras difícilmente mejorables.
Gonzalo Pérez Chamorro