Música clásica desde 1929

Discos recomendados de Ritmo

En esta sección encontrará los 10 discos que la revista RITMO recomienda cada mes, clasificados por meses y por su orden de recomendación del 1 al 10. Se archivan los recomendados desde junio 2011, para ver anteriores ir a "Ritmo Histórico".
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Ritmo FEBRERO 2013 - Núm. 860

BARTÓK: Obras orquestales y corales. El Castillo de Barbazul (+ Kodály y Weiner).

Vladimir Ashkenazy, piano. Kyung Wha Chung, violín. Orqu. Sinfónica de Chicago. Orqu. Filarmónica de Londres. Orqu. del Festival de Budapest / Sir Georg Solti
Decca, 47848842. (7 CDs)



La crítica

EL ALMA DE BARTÓK

De menor volumen que las otras ediciones que ha editado Decca en homenaje a Sir Georg Solti en su centenario (las voluminosas de Strauss, Verdi, Mozart y Wagner), esta de Bartók puede ser la que menos controversia puede despertar a primera vista. En la música de Bartók hay un antes y un después con Solti, húngaro sí, húngaro no; pero que llegó al alma misma de esta música como nadie lo ha vuelto a hacer. Y nacionalidades aparte, ya que hay al menos tres o cuatro directores húngaros habituales en Bartók que no dicen gran cosa, solo comparten nacionalidad, que parece aval suficiente para llegar a ser considerado un bartokiano eminente. El Solti de Bartók, perfecciones técnicas (rítmicas) aparte (no conozco una Sonata para dos pianos y percusión más perfecta que la suya, lástima que se haya escapado a esta edición, está en Sony), alcanza una grandeza única, reservada para magos como Boulez (a veces), Celibidache (en lo poco que hizo), Chailly o Reiner, el antecesor de Solti en Chicago. Pero ninguno alcanza a Solti, ni en variedad de obras, que prácticamente lo dirigió todo lo dirigible, ni en resultados, todos llegando a la misma alma de Bartók.

Ya he hablado en estas páginas de la devoción que tenía Solti de su profesor de la Academia Franz Liszt (“no podía entender cómo, de una persona tan callada y tímida, podía surgir una música tan salvaje”). Desde muy pronto dirigió y tocó su música, desembarcando en los sesenta en la Decca, donde se había reservado fuerzas para volcar todo el Bartók posible. Y Solti, si había reservado fuerzas, era un volcán en erupción, energía pura, que es lo que se desprende de interpretaciones fascinantes como la Suite de El mandarín o la Música para percusión, cuerda y celesta, así como su modélico Concierto para orquesta, en palabras de un amigo director “la interpretación más perfecta que haya escuchado jamás”.

La caja contiene todas las obras concertantes (Conciertos para violín con Chung, sin ser el solista ideal, y los de piano con Ashkenazy, arrolladores), más el temperamental Castillo de Barbazul (lejos de delicias sonoras) y obras orquestales varias. Vueltas a escuchar, las citadas son lo que son, absolutamente únicas, a las que habría que añadir un Divertimento colosal, que mueve cimientos, o las portentosas Suite de danzas, Escenas húngaras y Danzas Rumanas (grabación de 1993), además de incluir excelentes grabaciones históricas de la Música para percusión... y la Suite de Danzas (años 50). También son históricas las dedicadas a Kodály (London Philharmonic, años 50), con la Suite de Háry Janos, Variaciones sobre un tema húngaro y las Danzas de Galanta (nadie las haría así en aquella época). Se ha incluido la grabación que hiciera con la Orquesta del Festival de Budapest dedicada a Bartók, Kodály y Weiner, un regalo de admiración póstumo, ya que Solti falleció cuarenta días después de grabarlo.
 
G.P.C.

 

1930
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