Con los años, el violín del francés Renaud Capuçon (n. 1976) se va consolidando como uno de los más deslumbrantes de nuestro viejo continente. Con una carrera más centrada en el mundo camerístico, en sus primeros años, cada vez que afronta el reto del concierto hay que reconocer que lo borda. Un sonido de una belleza apabullante, pleno, redondo e intenso cuando lo requiere la partitura. Como en estos dos Conciertos para violín de Bartók, donde la belleza tímbrica de los Andantes se combina con un sonido poderoso y brillante en los Allegros. Donde el aroma del folclore húngaro se perpetúa en ataques rítmicos portentosos. Erato (su casa de discos de siempre) va elevando su apuesta por nuestro violinista y, en esta ocasión, pone a su disposición a la Sinfónica de Londres (junto al director francés François-Xavier Roth, totalmente volcado a engrandecer la ejecución de su compatriota), como siempre al máximo nivel. Lógicamente hay otras grabaciones excelentes pero, no tantas, como uno podría pensar, en los últimos años. Por eso esta, de Capuçon, se convierte en una alternativa casi obligada, con razones adicionales de peso como una toma de sonido realmente espectacular. Capuçon es un perfecto ejemplo de una carrera bien planteada, segura y exenta de aspavientos comerciales innecesarios. 

Juan Berberana