Hay en la música y en la manera de interpretar de Alexandre Tharaud, una llamada al barroco, un guiño a una época que parece marcar su estilo. Y esta influencia no podía sino desembocar en una obra como las Variaciones Goldberg de Bach, el último disco de un “pianiste insomniaque” (ver su twitter: @atharaud) para Warner Classics, sello que desde hace unos años aglutina a Erato, Teldec y Emi, nada menos. La primera definición para esta interpretación podría ser “romanticismo”, ya que el canto y las excelsas líneas melódicas fluyen en Tharaud con la belleza expresiva muy subrayada, apoyada en un tempo relativamente pausado que se vale para que el conjunto exhale un todo romántico, sin serlo como tal, pero se percibe un gusto por el pedal, el adorno y la dramatización. Hay detalles de gran artista, como las voces y su claridad en la Variación 12 o las prodigiosas dinámicas, que demuestran un profundo estudio del sentido expresivo. No deja de asombrar el crescendo final con que adorna la Variación 25, sin duda una de las más bellas en las manos del francés. O el gran conjunto a modo de lienzo barroco que es el comienzo de la Variación 16, donde funde una reminiscencia de Glenn Gould con su propio pensamiento musical, una suerte de evocación al trino que produce unos sorprendentes efectos sonoros. Un pianista siempre a seguir.

Gonzalo Pérez Chamorro