Daniel Barenboim (piano)
EuroArts, 2066778 (DVD)
OTRO TESORO DESENTERRADO
Al hilo de su septuagésimo cumpleaños no cesan de florecer grabaciones de Daniel Barenboim, uno de los intérpretes más prolíficos del último siglo. Registros antiguos y modernos, como director y como pianista, en casi todos los repertorios imaginables, quienes admiren al argentino encontrarán sin duda con este aluvión de publicaciones muchos más motivos para hacerlo. Esta (pen)última propuesta es una filmación de su interpretación de las Variaciones Goldberg de Bach dirigida por Christopher Nupen, el mismo realizador que inmortalizara la interpretación londinense del Quinteto “La trucha” de Schubert comentada hace poco en estas mismas páginas. Grabada en los Estudios Bavaria de Múnich, sin público, en 1992, se trata, por tanto, de una versión muy cercana en el tiempo a la grabación que publicara en su día Erato de la interpretación que ofreció el argentino en el Teatro Colón de Buenos Aires el 12 de octubre de 1989. Muchos años después, Barenboim volvió a Bach con la interpretación en numerosas ciudades de los dos libros del Clave bien temperado, publicados por el sello Teldec. Poco amigo de las corrientes historicistas, Barenboim convierte todo el Bach que toca en música esencialmente pianística, eliminando de raíz cualquier resabio o parentesco con los instrumentos en que vio la luz en su día (clave y clavicordio). Ya desde el Aria, el pianista se recrea, con un tempo marcadamente lento, en extraer todas las posibilidades expresivas de los compases que sirven de cimiento al resto de la obra. No le hace ascos a valerse del pedal ni a jugar con la dinámica, un gesto perfectamente congruente con sus ideas sobre la moderna interpretación de Bach al piano (que al recientemente fallecido Gustav Leonhardt, quizás insuperado intérprete de esta obra, le parecía, en cambio, un perfecto disparate). Barenboim hace todas y cada una de las repeticiones, algo que redunda siempre en beneficio del carácter enciclopédico y monumental de la obra, y ornamenta siempre con gran contención y buen gusto. Cuida mucho las transiciones entre variaciones, hasta el punto de preparar en ocasiones al final de una el comienzo de la siguiente (como sucede claramente entre la tercera y la cuarta, o entre las números 18 y 19). Técnicamente, el pianista se hallaba en un momento excelente y sortea las mil y un dificultades de la obra sin ningún esfuerzo aparente, aun en la temible secuencia de variaciones final. El montaje de Nupen de una filmación realizada con cuatro cámaras está realizado con su habitual pericia, aunque uno no puede por menos de acordarse de Jean-Pierre Ponnelle y su extraordinaria filmación de las Sonatas de Beethoven. El disco contiene diez minutos de introducción y explicación de la obra, con multitud de ejemplos al piano, a cargo del propio Barenboim (en inglés, sin subtítulos).
LG