El disco como objeto de belleza viene encarnado en esta nueva y perfecta grabación de la cumbre vocal bachiana, la Pasión según San Mateo. Confluyen desde la portada del lienzo de Dieter Ladewig hasta las excelentes notas de Meinrad Walter. Atreverse a llevar al disco la Pasión exige desde el punto de vista artístico 3 puntales: un evangelista irreprochable, aquí Patrick Grahl con ese timbre y dicción adecuados; un coro de altura, como son los Gaechinger Cantorey, herederos directos desde 2016 de la añorada Bach Akademie de Stuttgart con Rilling; y un director respetuoso de la tradición pero que al mismo tiempo te la explica como viva en el presente, Hans-Christoph Rademann, quien fuera niño corista en el Dresden Kreuzchor, donde cantó la parte coral de soprano, alto y luego tenor teniendo como Evangelista al gran Peter Schreier.

El órgano usado en los recitativos, un Silbermann descubierto en 2013, otorga un color especial a estos, y el conocimiento de toda la figuración retórica de la tradición bachiana introduce un nivel de profundidad teológica a los más versados. El plantel de solistas, donde el único conocido es Peter Harvey como Voz de Cristo, demuestra la abundancia de voces de calidad que tenemos hoy en día, donde no es necesario nombres de relumbrón para quedar fascinado por el resultado final. La calidad en la toma de sonido redondea el disco en este nuevo Bach estilo Stuttgart que para muchos aficionados debiera ser el definitivo.

Jerónimo Marín