Christina Landshamer, soprano. Elisabeth Kulman, alto. Wolfram Lattke, tenor. Luca Pisaroni, bajo. Dresdner Kammerchor. Gewandhausorchester Leipzig / Herbert Blomstedt.
Accentus ACC20415 (DVD)
Bach a los 90 años
Se nos ha dicho que las grandes obras maestras del arte, sea literatura, pintura, música, son justamente obras maestras porque son polisémicas en su naturaleza, y si, por ejemplo, uno se lee el Quijote cada diez años, este va variando su significado, aunque lo realmente cierto es que nosotros somos los que hemos ido cambiando y el diálogo con la obra se enriquece con nuestra madurez. ¿Qué se debe sentir entonces cuando a punto de cumplir 90 años te es dado dirigir esa cumbre de la música sacra que es la Misa en si menor de Bach, y además en la Thomaskirche, lugar de peregrinación y culto para todo amante de la música?
El Festival Bach de Leipzig es una delicia y un delirio al mismo tiempo, pues para la próxima edición de 2018, que se celebrará entre los días 8 y 17 de junio tienen previstos 161 actividades, la gran mayoría conciertos (ver su web).
En la pasada edición de los Días Bach de Leipzig, uno de los acontecimientos centrales fue esta Misa, y tenemos la fortuna de contar con una grabación en video, realizada en el mes de junio pasado (Blomstedt cumplía años el 11 de junio, los 90). La versión es excelente por varios aspectos. En primer lugar porque, a pesar de ser instrumentos modernos (¿por qué las orquestas se han dejado arrebatar este repertorio hasta 1750?), la elección de los tempi es justa, no solo porque permite un fraseo nítido, sino también porque deja respirar a la música en todo momento. El coro, con una saludable cuota de cantantes jóvenes, conoce la obra al dedillo, y siempre se distinguen las cuatro o cinco voces cuando encontramos las secciones fugadas. La Gewandhaus, reducida a unas dimensiones que permiten el equilibrio sonoro con el coro (6 primeros, 4 segundos, 3 violas, 2 celli y un contrabajo, más el viento prescrito), posee un sonido redondo y una articulación dentro de los cánones de la interpretación barroca (contención en el vibrato), que le da una gran ligereza y transparencia al sonido. Los solistas, de voces con cuerpo, son habituales en este repertorio, excepto Pisaroni, que saca adelante su aria “Et in Spiritum Sanctum”, teniendo que emplearse a fondo.
Además, no solamente es que la toma sonora sea muy buena, sino que la realización permite ir siguiendo todos los detalles de manera clara, tanto por los primeros planos de solistas, sean instrumentales o vocales, sino de la propia iglesia, del público en manga corta y bastante desenfadado y heterogéneo, y de la tumba del propio Bach. La dirección de Blomstedt hace tiempo que se despojó de excesos en el gesto, hasta el punto de llegar a dudar si realmente dirige. Su versión, crisol de lo mejor de la tradición y de la interpretación con instrumentos originales, rezuma inmediatez y comunicación. ¿Qué se debe sentir al llevar toda una vida conviviendo con obras como esta, siendo acompañado por ellas en todo tipo de vicisitudes? Y al contemplar las imágenes no podíamos dejar de observar el rostro de Blomstedt y cómo en él había permanente el gesto de una alegría profunda, una alegría verdadera que le hacía sonreír con la mirada y con su gesto invitar a todos los participantes a ser incluidos en ella.
Jerónimo Marín