Música clásica desde 1929

Discos recomendados de Ritmo

En esta sección encontrará los 10 discos que la revista RITMO recomienda cada mes, clasificados por meses y por su orden de recomendación del 1 al 10. Se archivan los recomendados desde junio 2011, para ver anteriores ir a "Ritmo Histórico".
Haciendo "clic" en el título de cada disco o sobre la foto, accederá a su ficha y a la crítica publicada en Ritmo y, cuando es posible, a las diferentes tiendas donde podrá adquirir el disco físico, o a las plataformas digitales desde donde podrá escucharlo en "streaming" o descargarlo online.

Ritmo Abril 2025 - Núm. 993

BACH ER LEBT XVI. Cantatas y Misas de BACH (BWV 62, 72, 74, 106, 130, 134, 153, 154, 178, 196, 199, 210, 233, 234).

Coro y Orquesta de la Fundación J.S. Bach / Rudolf Lutz.
J. S. Bach-Stiftung C163DVDSET (14 DVD) - (en directo)



La crítica

Bach es mi pastor, nada me falta

Confío en que sabrán disculparme si comienzo esta reseña desde un punto de vista totalmente subjetivo y personal, aunque siendo sinceros, ¿qué son las reseñas y las críticas, aparte de aproximaciones subjetivas y personales a una música dada? Asumiendo ese necesario punto de partida, debo confesar que cada vez me interesa menos cualquier ejercicio musical carente de emoción y declaro bien alto que la única música que importa es la que te arranca un trozo del alma para limpiarlo, cuidarlo y devolvértelo sanado; también la que otras veces lo destruye, o se lo queda. Afirmo que lo único verdaderamente esencial es la romántica interacción de la música con el alma y manifiesto, tanto mi respeto como mi desinterés por la música intelectual, de consumo, de ascensor… Aquí sólo queremos Música, esa que “despierta la parte de lo infinito que hay en nosotros”, como reclamaba Farinelli a su hermano.

Pues eso es Bach y eso ha sido siempre: Bach es metafísica, es una inexplicable espiritualidad balsámica para ateos (y creyentes), en estos tiempos vertiginosos que no se detienen a reflexionar sobre sus raíces. Bach es “el poder del arte, que bien nos pudiera salvar”, tomando prestadas las sabias palabras de Robe Iniesta.

Hacer Bach, escuchar Bach o adquirir estos paquetes Er Lebt, son auténticos ejercicios de romanticismo, en una época lamentable en que el ruido y la vorágine predominan sobre la esencial búsqueda de la belleza. Hace tiempo que me perdí contando las entregas que lleva este increíble proyecto y procuro no pensar demasiado en que cada nuevo registro nos acerca más al final, que cada vez quedan menos ocasiones de seguirnos fascinando al abrir un disco nuevo, con la promesa de un ratito de reconciliación con el mundo y del íntimo regocijo que regala Bach, porque la Bach Stiftung nunca defrauda.

Y ese es uno de los grandes méritos del colosal proyecto de la fundación, que mantiene un nivel casi inhumano disco tras disco. Rudolf Lutz es su cabeza visible, pero no es el responsable único, básicamente, porque si preparar una sola Cantata es muy difícil (no existe música de Bach fácil), prepararla con este nivel de calidad, seriedad y autenticidad en la producción es inalcanzable para la mayoría de los mortales, porque exige rodearse de un conjunto de profesionales absolutamente implicados: cantantes, instrumentistas, gestores, productores, audiovisuales… Todos tienen que ser “creyentes” en Bach, capaces de mantener por las nubes ese listón, sin decaer un ápice registro tras registro, haciendo que lo difícil parezca fácil, sin síntomas de cansancio o de rutina interpretativa. Cierto es que ayuda mucho que sean grabaciones en directo (¿no debería ser siempre así?), que nos permiten percibir el sonido implicado de los creyentes y sus caras de éxtasis: es un clima de absoluta comunión de los músicos con la música.

Gloria al Kantor

En este proyecto no hay lugar para egos innovadores antepuestos a la partitura, ni para otras tonterías. Aquí todos son piezas de una maquinaria exclusivamente entregada a la dignificación y la gloria de las notas y las palabras del Kantor, que es el lenguaje en el que nos entendemos los fieles. Fieles, creyentes, caracterizados por el rigor y la honestidad al afrontar la música más inabarcable jamás compuesta; su profundidad insondable es siempre un desafío para el estudioso, para el intérprete y para el oyente. Bach no se escucha, Bach se vive.

No encuentro demasiado interés en ir hablando de cada Cantata y además no tenemos espacio, pero sí podemos comentar algunas píldoras de vivencia Bach, así que empecemos por esa BWV 153, Schau, lieber Gott, wie meine Feind, cuyo coral inicial me hace reflexionar sobre la genialidad de hacer participar a la congregación con esta música y de la eficacia de este vehículo para la transmisión de textos. Como en tantas cosas, Bach no es pionero en esto, pero sí un exponente máximo. Después, en lugar de prometer el paraíso, lo ofrece al oyente, sabiamente distribuido en los Gloria de las Misas luteranas BWV 233 y 234.

Y qué decir de la bellísima línea de soprano en la BWV 199 Mein herze Schwimmt im blut, que Julia Doyle canta con gusto y afinación exquisitos y la réplica magnifica del oboe, salpicando todo con el genuino encanto de la sencillez. Así, descubrimos que los oboes d’amore en Bach no son simples instrumentos musicales, sino herramientas para reordenar el mundo. En caso de dudas, la BWV 154 Mein liebster Jesus ist verloren, sobre el “amado Jesús”, comienza con un tenor angustioso y dramático, al que se opone la dulzura y la esperanza de un coral en cuarteto, como un bálsamo para el drama inicial, finalizando con el regalo de un aria de alto y dos oboes d'amore que es eso, puro amor a la música y a la vida, puro Bach, escondiendo la más absoluta perfección tras una falsa apariencia de simplicidad. O ese BWV 106 Gottes zeit ist die allerbeste zeit con imperativa escucha del dúo de alto con cantus firmus y bajo haciendo su línea, uno de esos momentos "que se pare el mundo, que esto ya está hecho". Cerramos ya con la definitiva BWV 74: Wer mich liebet, der wird mein wort halten, algo así como “quien me ame, guardará mi palabra”.

Lutz y la Bach Stiftung aman a Bach y guardan su palabra, porque a la postre, eso era todo, la palabra de Bach: Er Lebt.

Álvaro de Dios

21
Anterior STRAVINSKY: Pulcinella, La Baiser de la Fée.