Sir András Schiff, piano (Londres, Proms, 2017).
Naxos 2.110653 (DVD)
IMPRESCINDIBLE
Desde que la polaca Wanda Landowska, en 1928, hiciera la legendaria grabación en un instrumento de sonido infernal, convirtiéndose discográficamente en la primera oficiante en sumergirse en esta obra, versión que posteriormente marcara su influencia en los planteamientos de Glenn Gould, son numerosos los pianistas que se han expuesto a grabar el Clave bien Temperado, dejando cada uno de ellos su personal visión de este conjunto de dípticos demostrativo de las posibilidades expresivas de todas las tonalidades.
La mayoría de ellos pertenecen al selecto grupo que juega en la división de honor del pianismo, pero el único que ha revalidado el titulo por tercera vez en clara distancia con sus rivales es Sir András Schiff (1953). Primero lo hizo con el sello Decca en la década de los 80; después con ECM y ahora con imagen y sonido procedente del escenario del Royal Albert Hall en los Proms de 2017, con resultados igualmente extraordinarios. Al igual que hiciera un afamado crítico para presentar una conocida película clásica, deben preparar un cómodo reclinatorio para ver y escuchar con toda reverencia y devoción este nuevo acercamiento que, sin duda, nace de la maduración de las lecciones magistrales anteriormente impartidas con las que comparte muchos puntos en común.
Un Schiff concentrado, ejecutando de memoria todo el programa sin pausa, técnicamente impecable sin una sola nota falsa durante las casi dos horas de ejecución, con momentos en que parece ausentarse para que solo hable la música, recorre este mundo, desde el sencillo Preludio en do mayor, dicho de manera natural sin convertirlo en un coral con sus notas pedal y acentuando levemente la última nota de cada arpegio, hasta la Fuga en si menor, con sus dosis precisas de dramatismo, con tempi similares a sus anteriores acercamientos, de los que convencen al ser los más idóneos para tocar Bach, sin que nada suene excéntrico, sin hacer un casus belli del obstinado y marcado ritmo del segundo de los Preludios, ni alardes virtuosísticos en las cadencias, manteniendo un estilo extraordinariamente sensible y bien definido basado en la fluidez y la claridad de texturas, con detalles excepcionales en la evolución de las voces.
La utilización del pedal se ha vuelto más austera, solo en pocas ocasiones se pisa el pedal derecho, lo que permite resaltar cada línea polifónica en perfecto equilibrio con las demás, de modo que la claridad estructural del trabajo de Bach queda perfectamente iluminada, como ocurre en el desarrollo de la compleja Fuga que acompaña a un excelente Preludio n. 8, confiando toda la expresión al tacto y a la construcción de las frases. También, en especial los Preludios tipo estudio o tocata, como los ns. 3, 5, 13 o 15, el toque se ha vuelto más etéreo, de manera que las figuraciones rápidas parecen sobrevolar sobre bajos armónicos levemente marcados, resultando de especial belleza el n. 16 a tres voces con sus pedales trinados a través de los cuales dialogan las voces.
En definitiva, una interpretación que después de casi 300 años mantiene viva la música de esta obra extraordinaria.
José Luis Arévalo