Preludios e intermedios de zarzuela.
Obras de GRANADOS,ALBÉNIZ, FALLA,
BRETÓN, TURINA y CHAPÍ.
Orquesta Nacional de España y otras.
Sony, 88725404892 (2 CDs)
Ataúlfo Argenta ha sido el primer gran director de orquesta que España ha tenido. Y esto en una época en que la base de estudiantes de música era paupérrima, es decir, que con tan pocos jóvenes dedicados a la música difícil era que alguno pudiera destacar. Aunque su nombre es conocido por todos los buenos aficionados, en gran parte debido a la incansable labor de difusión de su hijo Fernando, lo cierto es que poca música dirigida por él podemos escuchar porque no le dio tiempo -por su temprana muerte, con sólo 44 años, en 1958- a dejar mayor constancia de su arte, que era mucho. La primera vez que se enfrentó como director a una orquesta fue en 1932 cuando, veinteañero, dirigió a una orquesta estudiantil. Pero será en 1945, tras su estancia en Alemania y su regreso a España, cuando con más certeza se puede precisar sus inicios como director.
Este doble disco es un homenaje a esa labor directorial. El primero está dedicado a autores españoles, de los que se ofrece algún movimiento de alguna de sus obras – 2º del Concierto de Aranjuez, el Minuetto de la Sinfonietta de Halffter, Amorosa de las Diez Melodías Vascas de Guridi…- ; en el segundo son todos preludios e intermedios de zarzuela, género en boga en la época antes de su paulatino desaparecer. Todas estas grabaciones deben datar a partir de 1952, cuando graba sus primeras obras en 78 r.p.m.. Y digo deben datar porque pocas veces hemos visto una edición más desastrosa. A saber: no viene la duración de cada obra; no viene el año de grabación de cada obra o movimiento; no hay carpetilla donde se introduzca la figura de Argenta y se explique quién era; en el corte 7 del disco 1 debería sonar la Serenata de “La corte de Granada” de Chapí y suena el Preludio del Tambor de Granaderos… Todo pura confusión.
Pero el contenido es otra cosa. Algunas de sus interpretaciones, como la Danza Final de El sombrero de Tres Picos, siguen siendo de referencia indiscutible. Pocos saben que en 1928 Argenta entró como tenor en la Masa Coral Madrileña, y que fue repetidor y acompañante de cantantes durante su formación y como primer trabajo; de ahí la enorme calidad de su fraseo, frases siempre con sentido que empiezan y acaban, que dialogan entre ellas, que explican el hecho sonoro. Además su precisión rítmica, producto de una técnica de dirección muy clara, hacen transparentes las obras que interpreta. El mes de enero del año 1958, el mes que murió, tenía previsto la grabación de la integral sinfónica de Brahms con la Filarmónica de Viena y Culshaw de técnico. Al año siguiente había firmado contratos en Salzburgo y Viena para dirigir y grabar óperas. ¡Lástima que sólo nos haya quedado tan poco legado! ¡ Pero suerte de poseerlo por su gran calidad!
JM