EXCELENCIAS EN CALDARA

La Ritirata nos brinda un merecidísimo homenaje en su 350 aniversario a Antonio Caldara (1670-1736), compositor muy citado y apreciado en la actualidad, pero del que apenas se interpretan unas decenas de sus más de 3500 composiciones. Degustaremos de un buen ramillete de sus muy variadas creaciones, con la particularidad de que nos son ofrecidas bajo el punto de vista del Caldara violonchelista. Ser un virtuoso del violonchelo le permitió adentrarse en algunas de las más transcendentes instituciones musicales europeas del momento, como la Capilla Musical de San Marcos o la Capilla Imperial Vienesa, en donde permanece desde 1716 hasta su muerte, pero también transitando por la Capilla Real de Barcelona o por la Corte Ducal de Mantua.

Josetxu Obregón, como buen virtuoso actual del violonchelo barroco, nos regala variadas perlas del catálogo de Caldara con este instrumento como eje central, lo cual nos permitirá percibir que éstas son posiblemente sus más inspiradas páginas.

Ya en la primera obra del CD, Concerto per camera a violoncello con due violini e suo basso, Obregón deja patente su exquisito fraseo en los pasajes más tranquilos con un sonido cálido y expresivo, a la par de una contrastante y desgarradora precisión vital en los fragmentos rápidos y virtuosos. Las composiciones lánguidas y atormentadas son las que más belleza desprenden de todo el catálogo del autor italiano, con inolvidables melodías y giros armónicos, muchas de las cuales son compuestas con violonchelo obbligato. Podremos apreciar la fabulosa escritura vocal de Caldara en el aria Pompe inutili, que borda la mezzosoprano Luciana Mancini, de bellísimo timbre y delicioso fiato, o en la extensa cantata Porgete per pietà, interpretada por la soprano Eugenia Boix.

La Ritirata vuelve a ofrecernos un extraordinario grupo de instrumentistas que demuestran una intachable labor camerística, como la violinista Anaïs Chen, deslumbrándonos con un sonido pleno, delicado, alegre o lamentoso, dependiendo del afecto en cuestión, y que se entiende a las mil maravillas con su compañero violinista, Pablo Prieto, gregario de lujo. El bajo continuo es asimismo un pilar plagado de excelentes músicos, como la violonchelista Ruth Verona, el tiorbista y guitarrista Daniel Zapico, el contrabajista y violonista Ismael Campanero o el clavecinista y organista Daniel Oyarzabal, que permiten alcanzar esa excelencia de la que presume La Ritirata. 

Además, se incluye en el bajo continuo un instrumento tan infrecuente como el salterio, muy común en la Corte Imperial Vienesa, y que aquí está formidablemente bien tañido por Franziska Fleischanderl. Dota de un peculiar, agradable y etéreo color al continuo.

Simón Andueza